martes, 27 de mayo de 2014

¡Ay, si fuera hombre! por Alejandra Stamateas

Números 27: 1-7
Majlá, Noa, Joglá, Milca y Tirsá pertenecían a los clanes de Manasés hijo de José, pues eran hijas de Zelofejad hijo de Héfer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés. Las cinco se acercaron a la entrada de la Tienda de reunión, para hablar con Moisés y el sacerdote Eleazar, y con los jefes de toda la comunidad. Les dijeron: "Nuestro padre murió sin dejar hijos, pero no por haber participado en la rebelión de Coré contra el Señor. Murió en el desierto por su propio pecado. ¿Será borrado de su clan el nombre de nuestro padre por el solo hecho de no haber dejado hijos varones? Nosotras somos sus hijas. ¡Danos una heredad entre los parientes de nuestro padre!
Moisés le presentó al Señor el caso de ellas, y el Señor le respondió: "Lo que piden las hijas de Zelofejad es algo justo, así que debes darles una propiedad entre los parientes de su padre. Traspásales a ellas la heredad de su padre."

El núcleo del problema es cuando muchas veces, pensamos que el hombre no tiene problemas, que el hombre la pasa mejor en la vida, sabemos que no es así, exageramos un poco pero sabemos que ellos pasan sus preocupaciones por otro lado y las expresan distinto a cómo las expresamos nosotras.
Creo que el núcleo del problema, lamentablemente, todo lo que sea mujer ha sido envuelto, por la cultura y por la religión, en un mal envoltorio; tenemos un mal envoltorio, estamos mal envueltas por lo que la cultura dice ¿qué es ser mujer? y por lo que la religión dice ¿qué significa ser mujer? Supongamos que yo voy al mercado a comprar arroz y tengo que elegir arroz, hay dos que están al mismo precio, y empiezo a mirar, los dos tienen el mismo contenido, me salieron lo mismo, la diferencia es el envoltorio, uno viene en caja y el otro en bolsa. ¿Cuál es el más lindo a la vista? El envoltorio de la caja. Por eso se estudia tanto, y hay tanta gente trabajando en esto, en hacer publicidad, en algo vistoso y etc. El otro, tal vez es el mismo arroz o tal vez un poquito mejor, pero sin embargo, tiene un envoltorio algo feo, no es gran cosa. Si tenés que elegir entre una cosa y la otra, eliges lo que está mejor envuelto. Y así, nos ha pasado a las mujeres.

¿Qué nos pasó a las mujeres? Venimos en un mal envoltorio, hay cosas que se dicen de nosotras que no tienen nada que ver con lo que somos, por eso a veces creemos que los hombres tienen más privilegios porque la cultura les puso un envoltorio diferente. Siempre se pensó que las mujeres, no podían ser bomberas porque uno ¿qué imagina si hay un incendio? Si hay alguien encerrado en medio de las llamas ¿cuál es la imagen que te viene? Que va a venir un bombero voluntario en medio de las llamas y la va a sacar, -esa es la imagen que nos venden las películas y demás- entonces analizaron y dicen que es imposible que un bombero trabaje solo, un bombero nunca trabaja solo, llevan un equipo tan pesado que se les hace muy difícil, cargar con una persona ellos solos, o sea, si no la cargan entre varios, no hay manera. Por eso, una mujer podría lo más bien hacer ese trabajo. Otra cosa que se investigó es que las mujeres no pueden hacer juegos de equipo, por ejemplo, fútbol, o voleibol o lo que sea, porque se dieron cuenta que cuando las entrenaban a las mujeres, lo hacían hombres y con reglas de hombres. No entrenaban a las mujeres como mujeres, porque si hubiesen lo hubiesen hecho, esas mujeres iban a saber competir, entonces ¿qué pasó? En éste mundo donde toda la cultura viene de los hombres y donde se obedecen lo que los hombres dicen, lamentablemente hemos quedado mal envueltas.

Vamos a ver algunas características buenas de nosotras, las mujeres, y vamos a ver cómo la cultura y la religión las envolvió.

Primero:
 las mujeres somos grandes trabajadoras en equipo. Cuando las mujeres trabajamos en equipo, somos mejores que los hombres, ¿por qué? porque cuando las mujeres estamos juntas en equipo, nos gusta mucho el consenso, nos gusta mucho estar de acuerdo sobre determinado tema. Vamos a tratar de ponernos de acuerdo sobre esto, y desarrollamos rápidamente el espíritu de grupo y las mujeres cuando estamos en grupo y queremos lograr un objetivo, hacemos cualquier tarea que haya que hacer; en cambio, muchas veces los hombres se creen que son tan importantes que hay ciertas tareas que ellos no tendrían que estar haciendo. Uno cuando ve limpiando baños en iglesias y demás, ¿Quiénes hay limpiando? generalmente mujeres que son las primeras que se ofrecen, porque las mujeres decimos "Si hay que hacer algo, lo hacemos", "Si me tengo que poner los guantes, me pongo los guantes", en cambio, hay hombres -no todos- que dicen: yo soy demasiado bueno para hacer esas cosas, para cambiarle un pañal a mi hijo, yo estoy para algo superior, yo estoy para algo más importante, esto que es una pavadita y entonces cuando los hombres se juntan en grupo, es muy difícil hacerlos trabajar de algo, porque siempre están para algo más, "no, no, a mí eso no". En cambio las mujeres nos arremangamos y decimos: ¡Hay que hacerlo, lo hacemos!
Ahora ¿qué dicen los hombres? Ah, se juntaron las mujeres, están chusmeando. No dicen, se juntaron las mujeres porque están trabajando en equipo ¿qué estamos haciendo las mujeres cuando nos juntamos?, según los hombres? Estamos chusmeando. O sea, nos pusieron ese envoltorio.

Segundo: Las mujeres somos más constantes y más perseverantes. 
¿Saben que las mujeres soportamos el dolor más que los hombres? Por eso Dios nos dio la tarea de parir hijos. Ustedes saben que en la antigüedad no había cesárea como hay ahora. Si un hijo nacía y la cosa venía mal, nacía por voluntad de la mujer porque la mujer ponía todo de sí, para que ese bebé naciera, hasta que la ciencia creó otras cosas. Entonces, las mujeres tenemos esa capacidad de soportar más dolor que el varón. Yo creo que muchos hombres, si estuvieran embarazados, no sé cuántos embarazos llegarían a término, se irían a jugar al futbol y lo perderían en medio del partido; por eso, Dios nos dio la tarea de parir hijos así como de parir sueños. Es interesante que las mujeres tenemos más fuerzas por la perseverancia que tenemos, tal vez no es una fuerza física, aunque sí la tenemos, y si la desarrollamos tenemos más, sino la fuerza nos la da, la perseverancia y la constancia que tenemos a lo largo del tiempo para lograr algo ¿Cuántas mujeres perseverantes y cuántas se sienten súper fuertes en éste lugar? ¿Y los hombres qué dicen?: ¡Ah, porque eres la perfecta! A vos no se te puede hablar porque ya sabés todo. No, lo que pasa es que sabemos, lo que es la constancia y la perseverancia para lograr algo.

Tercero: Soy muy intuitiva 
. ¿Cómo envolvió la cultura la intuición? Eras una bruja. La intuición es una inteligencia y las mujeres ¿Por qué tenemos más intuición? porque incorporamos y guardamos más material de información. Por ejemplo: si tuvimos un hijo, sabemos muy bien por qué el bebé está llorando, porque le duele la panza, porque hay que cambiarle el pañal o porque tiene hambre. Lo hemos aprendido por nuestra intuición, es la información que le hemos dado al cerebro. Por eso hoy se habla que las empresas no deberían dejar de tener en su directorio a mujeres, para que éstas pudieran dan la opinión desde la intuición y un montón de negocios se harían o se dejarían de hacer si hubiesen mujeres que usaran su intuición. ¿Cuántas de ustedes tuvieron el primer pantallazo de alguien? Y dijeron: ésta persona no me gusta, o, no te metas en éste negocio, o, no me suena bien. Y no es que seas bruja, eres intuitiva, pero la cultura lo envolvió como bruja y como mujer mala que le estás diciendo eso a la otra persona y le podés hacer daño por eso que le decís, sin reconocer que es una inteligencia que tenemos todos los seres humanos y especialmente más desarrollada, las mujeres. Por eso, ¿Qué hay que hacer? tenemos que empaquetarnos bien.

Tenemos que entender lo que somos como mujeres y empezar a usar eso que tenemos y que somos, como mujeres y no como hombres, el gran conflicto es: querer tener lo mismo que tiene un hombre. Cuando a mí me dicen: yo, como pastora, quiero ser como Bernardo. Eso es un gran error; primero, porque Bernardo hay uno solo, porque todos somos únicos y en segundo lugar porque Bernardo es un hombre y usted nunca va a poder hacer las cosas como las hace un hombre, tenemos que pastorear como mujeres, porque somos mujeres y Dios nos dio un llamado al pastorado, para que pongamos lo que como mujeres somos. No podemos imitar a un hombre porque no nos va a salir, por más que nos matemos, tenemos que ser mujeres en el pastorado, en el liderazgo; tenés que liderar como mujer y no como varón, por eso, tenés que cambiarte el envoltorio y -qué significa- tenés que llamar a las cosas que tenés como mujer y darle el valor que tenés como mujer, a todas las características que Dios te dio. No querer ser como un hombre, no querer imitar a un hombre, sino ser vos, tomar de todos lados pero hacerlo como mujer. Decí:"Soy la mejor mujer que Dios creó".
Nosotras podemos vivir como mujeres y competir en el mundo de hombres, pero como mujeres, no tenemos que ponernos saco y corbata para competir en el mundo de hombres, tenemos que competir como mujeres, y para eso tenés que perderle miedo a que te traten como a una mujer, ahora te voy a explicar esto, por ejemplo: viene un hombre y es caballero, ¿cuántas conocen hombres caballeros? Que te abre la puerta del auto y demás, y nosotras ya venimos con el tema de, éste tipo vaya a saber lo que quiere, enseguida pensamos mal, entonces ¿qué hacemos?, le tenemos miedo a esa relación y enseguida nos apartamos de esa situación, y decimos: yo me tengo que poner seria, dura, firme, porque sino éste me va a pasar por encima, me va a querer seducir, etc. no, no, no, podés aceptar esa caballerosidad y no tenerle miedo e interpretarla correctamente; y aquí está el gran conflicto que tenemos las mujeres. Cuando vemos un hombre caballero, podemos interpretar que éste bueno bla, bla, bla... y podemos interpretar que tal vez, me convierto en un objeto sexual, y decimos: para hacer este negocito me tengo que acostar con él, y buen... Decí: No, te puede abrir la puerta del auto, pero eso no significa que vos te tengas que acostar con él; que él quiera es otra cosa pero no significa que vos tengas que acostarte con él; porque a veces las mujeres cuando vemos un acto de seducción de un hombre, enseguida ¡ay me miró! Algo quiere; y por ahí nada que ver, está usando sus características masculinas y tenés que recibirlo con tus características femeninas, pero no enamorarte. Las mujeres nos enamoramos del primero que nos da bolilla, es así, porque creemos que todo hombre que nos da importancia es merecedor de nosotras. Si un hombre te da importancia, si un hombre se fijó en vos, no quiere decir que te merezca. Entonces, no te enamores del hombre que fue caballero con vos; fue caballero, es una estrategia que usan los hombres, y así como fue caballero con vos, es caballero con la otra, con la otra, con la otra y con la otra, pero las mujeres decimos se me enamoró, se enamoró de mí, decí: ¡NO!, el hombre es así con todo el mundo; no, pero me tiró los galgos, no te tiró nada, lo hace con todo el mundo, porque es hombre y una de las herramientas que usa el hombre es esa, querer seducir a una mujer para lograr el objetivo, y tenés que recibirlo solamente como una estrategia que usa un hombre pero no para caer en la red de esa estrategia con tu interpretación; No, lo hizo con vos, lo hizo con la otra también, y vos pensabas que eras la única.

Disfruta de la caballerosidad de ese hombre y nada más, es hasta ahí, te abrió la puerta del auto, Gracias, me siento en el auto y adiós; fue a abrirte la puerta del auto, no te quiso decir nada más. Te invitó a tomar un café, es eso nada más, no te veas con el traje de novia en medio de la iglesia y que el pastor te casa, las mujeres les damos vueltas...no, no, no, te invitó a tomar un café, gracias por el café, acepto tu caballerosidad, no te tengo miedo por ese gesto, porque no voy más allá que ese gesto; él puede ir más allá, pero yo, como mujer, no voy más allá que ese gesto.
Entonces, disfrutá sin convertirte en un objeto sexual, sin enamorarte de ese hombre. Leía la historia de la primer ministro de Israel, Golda Meir, dice, que cuando ella recibía políticos de otros países, embajadores y a sus propios ministros, ella siempre los invitaba a la casa, y ella se ponía un delantal y ella misma les servía, les horneaba galletas, les servía té y ella les servía lo que iban a comer. Entonces, ¿por qué lo hacía ella? lo usaba como una estrategia femenina, por qué? porque los hombres, después que les servía té, ella le proponía negocios para hacer con otros países, ninguno podía decirle que no, porque cómo le iban a decir que no a la abuelita esa que te traía galletitas con té y te hacía acordar a la abuelita, o por lo menos, no se le oponían bruscamente y se quedaban pensando en esa negociación; ésta mujer no era una subordinada que le servía a los hombres el té con las galletitas, tenía una estrategia para hacer lo que hacía. Por eso, vos como mujer, tenés estrategias, no te enganches con el otro, tenés estrategias, y sos mujer y las tenés que usar.

Lo que te estoy diciendo, es que seas vos, no tenés que ser como un hombre, tenés que ser vos; lo que te estoy diciendo es que para lograr tus metas pienses como vos pensás, actúes como actuás, hables como hablás. Porque hay mujeres que todavía -esto pasa muy seguido- cuando tienen que tomar una decisión para la casa, para el trabajo, se preguntan: ¿Cómo pensaría mi marido? ¿Cómo pensaría mi ex-marido? ¿Cómo pensaría mi marido muerto? ¿Cómo lo haría mi jefe? ¿Cómo lo haría mi papá? la idea es que vos pienses como mujer, porque Dios te hizo mujer, porque es necesario que haya mujeres en éste mundo, sino no se hubiesen creado mujeres. Si quiere que pienses como un hombre, no te hubiese creado mujer, hay algo que aportamos al mundo vos y yo, que es tremendamente importante, no dejes de aportar tu manera de ver la vida, tu manera de pensar, de sentir, de resolver las cosas, tu manera de compadecerte de los demás, tu manera de equivocarte, pero tiene que ser tuya. Porque vos y yo, le aportamos algo al mundo, por eso, siempre preguntate, no, cómo lo haría el otro, como lo haría yo esto. A ver, si yo tuviera que resolver esta situación, este conflicto, ¿Cómo me sale a mí como mujer? ¿Qué herramientas tengo yo, como mujer para resolver? No le pido al otro, porque el otro tiene la mirada y la mentalidad de un hombre y yo necesito usar los recursos que Dios me dio a mí . "¿Cómo lo haría Yo?".

Es lo que le pasó a David, cuando él fue a enfrentar a Goliat, le dijo: yo no puedo usar esto, porque el rey le puso traje de campaña, casco de bronce y coraza, un hombre que estaba acostumbrado a estar en medio de las fieras salvajes, sin nada y Saúl le dice: te vas a poner lo que yo quiero que te pongas y la frase que le dice David es: Yo no puedo andar con todo esto. ¿Qué cosa te pusiste del otro? ¿Qué cosa quisiste hacer igual al otro que no te sirve? ¿Saben por qué acá hay pastoras y todas son diferentes? Hay pastoras que están casadas, divorciadas, con hijos, sin hijos, hay pastoras jóvenes. ¿Por qué? porque cada una tiene que actuar como ellas actúan, ahora bien, no estoy hablando de metas grupales, te estoy hablando de metas personales, ¿por qué te digo esto? Porque a veces, hay líderes que dicen, yo no estoy con ninguna pastora, porque yo hago las cosas a mi manera. Si vos estás con una líder que no tiene una pastora, huí rápido, porque esa mujer está maldecida, si te sentás en un grupo y le preguntás a la líder ¿quién es la pastora de éste grupo? Y te dice, nadie porque yo no tengo pastora, yo sirvo al Señor, porque hago las cosas a mi manera. Cuando vos estás en equipo, y éste ministerio es un equipo de trabajo, vos no podés hacer las cosas a tu manera, tenés que hacer las cosas de acuerdo al consenso de equipo; no podés actuar como se te ocurra o como se te antoje, no es, "a mi manera", yo lo hago así, no quiero tener a nadie encima mío, solamente Dios está sobre mí. No, porque estás maldecida y maldecís a todo tu grupo, y tenés que estar bajo autoridad, esto es un trabajo en equipo y hay consenso de cómo hacer las cosas. En las metas personales, las cosas tienen que ser de acuerdo a tu manera: compro, no compro; trabajo, no trabajo; salgo, no salgo; decido esto, decido aquello otro; de acuerdo a lo que quieras, salvo que en tu familia se hayan puesto de acuerdo como un equipo para hacer las cosas de otra manera.
Entonces, no lo podés hacer a tu manera cuando el trabajo es en equipo porque hay pautas de equipo; si estás sola, sí, trabajá a tu manera. Lo que tenemos que lograr esromper el famoso techo de cristal, es lo que se habla en las empresas, mujeres que llegan hasta cierto cargo y después ya no pueden tener otro cargo más importante, cada vez que hay que elegir a alguien para un cargo superior, eligen a un hombre y no a una mujer.

Hoy estuve a la mañana, hablando con una productora de televisión de un programa muy importante y me decía: Tengo una amiga que trabajaba en una empresa y cuando quedó embarazada y tuvo hijos y quiso volver no la reincorporaron porque tenía hijos y decían, va a faltar todo el tiempo por los hijos. Entonces ahí sí hay un techo de cristal; pero las mujeres que lograron tener éxito, son las mujeres que ignoraron el techo de cristal ¿qué significa ignorar el techo de cristal? Está ahí, pero yo hago de cuenta que no está. Hay gente que me va a poner trabas, gente que me va a decir: hasta acá llegas y a más no podés aspirar, pero tenés que ignorarlo y decir: A mí, no me importa, yo tengo una meta, tengo un objetivo, voy a trabajar bien y lo voy a lograr y voy a romper ese famoso techo de cristal, porque para las hijas de Dios no hay límites.
Nadie te puede poner un techo de nada, porque eres una hija de Dios y las mujeres de éxito son las que lo ignoraron. Decís: bueno sí, pero mi jefe a mí nunca me da, asciende a otro, a mí nunca me toca, bueno, tal vez, si ya la peleaste, si ya lo ignoraste y no lograste nada, eso te esté anunciando que tenés que tocar otra puerta y eso sí, te lleve a romper tu techo de cristal y a estar en el lugar donde tenés que estar. ¿Sabes cómo te va a tratar la gente, hombres y mujeres? Te van a tratar, lo que vean a través de tus ojos, al mensaje que vos le das a través de tu propia vida. Si vas a un lugar, y das el mensaje de pobrecita, la gente, te va a mirar como pobrecita. Si vas a un lugar, y das el mensaje de histérica, necesitada, la gente te va a tratar de esa manera y te va a rechazar. Si vas a un lugar, y vas como una pobre víctima, que todo el mundo te trató mal y que fue injusto con vos y nadie te dio lo que te merecés, la gente te va a tratar de esa manera. Pero si vas a un lugar, diciendo "Yo soy mujer, y yo sé que voy a hacer, todo lo que tenga que hacer, para lograr la meta que me he propuesto, y te miras con éstos ojos, la gente, hombres y mujeres, te van a tratar con esos ojos de acuerdo a lo que estás mirando a vos misma.

Es necesario que desarrolles tu poder como mujer para triunfar, ¿qué herramientas como mujer no estás usando? Porque tal vez te dijeron: no, no seas así, no seas tan sensible ¿la sensibilidad será mala o la estoy usando mal? ¿No estará en un envoltorio incorrecto mi sensibilidad? ¿No será que gracias a la sensibilidad yo veo cosas que otros no pueden ver? Pero la usé siempre para corregir y retar al otro. ¿Cómo estás usando las herramientas femeninas que Dios te dio? ¿Las estás aprovechando para lograr tus metas? ¿Estás sonriendo más o decís: por sonreír me van a tomar como una tarada? Porque te estás viendo como una tarada. Pero la sonrisa es un arma que consigue muchísimas cosas, es una herramienta que Dios te dio y cuando las mujeres sonreímos, podemos hacer cosas increíbles, ¿Usted sabe el poder de una buena sonrisa? Cuando va a buscar un trabajo, cuando va a hacer un negocio, ¿sabe eso? ¿Sabe el poder de aceptar que el otro sea caballero, sin engancharse en esa caballerosidad? Te acepto que seas caballero, gracias y seguimos adelante con el proyecto. No te enganches, porque entonces nadie te va a respetar. Si vos te acostás con ese hombre a la primera, ¿quién te va a respetar?, ¿quién va a confiar un negocio en vos? Aceptá la caballerosidad pero no te enganches con todo lo demás. Aprendé a usar tu poder femenino que para algo Dios nos hizo mujeres, porque el mundo necesita de mujeres, así como necesita de hombres, necesita de tu perseverancia, de tu intuición, de tu fuerza, de tu sensibilidad, necesita de la capacidad de ver detalles que a veces los hombres se los pierden. Y no es que vos estás en cosas chiquititas, es que tenés la grandiosa capacidad de ver detalles que tal vez el hombre se los perdió. Hay un poder en lo que somos, hay un poder en ser mujeres.

Acá estaban las hijas de Zelofejad, y todavía no habían entrado a la tierra prometida pero José y Moisés dicen: tenemos que repartir la tierra antes y las hijas están ahí y dicen: "Ah, van a entrar a la tierra prometida, todos van a tener su pedazo de tierra y nosotras por ser mujeres, ¿no?". Las cinco se presentaron delante de Moisés, delante de los sacerdotes y delante de los jefes de la congregación. Imagínense, delante de los principales. ¿Cómo creen que se fueron las cinco? Yo me las imagino, se fueron súper perfumadas, súper arregladas porque la belleza es poder, el cuidado es un poder, como vos te presentás, con los ojos con los que te presentás te van a mirar los demás, entonces, ellas fueron a pedir un derecho pero fueron súper empilchadas, arregladas con todo lo que se pudieron poner encima.

Y las cinco fueron ante Moisés y le dijeron: Señor Moisés, le queremos decir que vamos a entrar todos a la tierra, y nosotras porque nuestro padre murió y no tenemos hermanos varones, no nos van a dar nada, imagínese, nosotras cinco tan hermosas, con tanta ropa que tenemos en la tienda colgada, con tantas joyas, ¿dónde las vamos a poner? Si no tenemos tierra, no vamos a tener vivienda, si no tenemos tierra y no tenemos vivienda, no vamos a poder sembrar y por lo tanto, no vamos a tener comida nos vamos a morir de hambre. Dígame, Sr. Moisés, ésta ley ¿no es injusta para todas las mujeres? Y Moisés, ni sabía de la ley, porque no se la había cuestionado nunca y dijo: ¿qué dice la ley?, ¿qué hago? Y tuvo que ir a consultarle a Dios, él decidía las cosas, pero acá tuvo que ir a consultarle a Dios y cuando se lo consultó, Dios le dijo: Tienen razón, ¿sabes por qué? porque hay leyes injustas sobre tu vida, que te están reteniendo tus bendiciones pero vos no reclamaste hasta ahora y como no reclamaste, la cosa sigue igual. Hasta que no te levantes a reclamar, no te estoy hablando que te levantes a reclamar como una loca histérica ¡Esto es mío, a mí me corresponde, a mí no me dieron! No, eso es histeria, para reclamar tenés que usar tu capacidad de mujer.
Y Dios le dice a Moisés, "Al fin alguien se dio cuenta que esto era incorrecto". Dios está esperando que te despiertes a las cosas injustas que hay sobre tu vida, que te las metieron como leyes, que había que obedecerlas si o sí, porque te lo mando tu mamá, tu papá, porque tu marido te dijo que era así, porque tu iglesia legalista te dijo que era así y esa injusticia te encerró la bendición así que "es hora de levantarse, es hora de cambiar la ley que te está encerrando todas las bendiciones y tomar la bendición del cielo".

Estas mujeres, tuvieron que liderar el cambio ¿Cuántas quieren ser líderes de un cambio? Para sus propias vidas, para la vida social. Las mujeres tenemos la capacidad de liderar ese cambio. Si ellas no hubiesen hablado, la cosa hubiera seguido igual, ¿un hombre, se iba a preocupar porque fuera injusto para las mujeres? Menos en esa época. ¿Un hombre, iba a hablar a favor de las mujeres? ¿Quién estás esperando que hable a favor tuyo? ¿Quién estás esperando que salga a defender tu derecho? ¿Estás esperando de tu marido? Puede ser un marido buenísimo pero ¿estás esperando que defienda tus derechos, la injusticia que te están haciendo ¿tu marido o tus hijos? ¿Tu jefe? ¿De quién estás esperando? Si vos no te levantás, no defendés tus derechos, nadie te va a defender. Y estas mujeres lo hicieron; y hay cosas que siguen igual en tu vida, porque no te atreviste a defender lo que vos querías. Cuando llegás a tu casa, cansada del trabajo, y tus hijos te dicen: ¿Mamá, y la comida? ¿Qué ley hay que diga, que tenés que hacer eso?

Cada vez que decís: déjalo está bien. Ahí, hay una ley que está en contra de tu vida. Cada vez que alguien te grita y vos decís: dejalo, no hay problema, hay una ley que está en contra de tu vida, que te está oprimiendo y la estás dejando crecer. Cada vez que alguien te da un vuelto y te falta plata y no vas a reclamarlo, hay una ley que está sobre tu vida, que está en contra de tu vida y que te oprime y que te encierra la bendición. Cada vez que vos llamaste a alguien para arreglar algo en tu casa, le pagaste y te lo terminó arreglando mal y vos no reclamás, hay una ley que está en contra de tu vida y que te retiene la bendición, porque decís: déjalo así, no importa; Deci : No, porque yo soy mujer, y tengo derecho a tener mi territorio, porque yo quiero subsistir, yo quiero entrar a la tierra prometida, teniendo lo que a mí me pertenece y te vas a levantar vos como las hijas de Zelofejad y vas a defender lo que te corresponde para que se suelte la bendición que está retenida en una ley injusta sobre tu vida, vas a defenderla con uñas y dientes, con autoridad de mujer, con la paz y la tranquilidad de una mujer, pero vas a ir a buscar el territorio que Dios te ha dado .

¿Qué cosas hay establecidas en tu casa, que terminás siendo perjudicada, pero nadie las cuestiona? Nadie cuestiona ¿quién tiene que hacer la cena, tiene que planchar la ropa, tiene que limpiar la casa?, nadie lo cuestiona porque como estás vos, para qué cuestionarlo si estamos bien, si mamá lo hace todo, ya no se cuestiona, ya ni siquiera se negocia y vos decís: ya no tengo tiempo o venís cansada. Recibo correos que dicen: Alejandra, no puedo más, pero mi marido se va el fin de semana porque dice, yo necesito espacio para mí, y yo no tengo un minuto de espacio. Hay una ley que encerró tu bendición, que encerró tu espacio, que encerró tu libertad. Hay una ley que nadie cuestiona, que alguien la impuso, no sabemos de qué manera y como mujeres la aceptamos, ni siquiera sabemos el día que la aceptamos o qué palabra dijimos o qué gesto hicimos para aceptarlo, pero está ahí, oprimiendo nuestra libertad. ¿Qué cosas no se cuestionan en tu vida? ¿Qué cosas que todos saben que las vas a hacer vos y ya no se cuestionan? Vos sos siempre la que llevas a tu mamá al médico, la que siempre tiene que hacer la fiesta en tu casa, porque los hermanos no prestan la casa, siempre sos la que tiene que ir a comprar los remedios a tu papá que está enfermo, porque los hermanos no se meten. Ya nadie lo cuestiona. Hasta que te levantes, como las hijas de Zelofejad y digas: "Yo voy detrás de mi territorio, Yo quiero mi herencia y hacerlo cómo mujer, como Dios me ha creado"

Cada vez que decís: no es ahora, lo vemos después, te estás perdiendo una bendición. No, después se lo digo, más adelante. No, no creo que sea el momento, ya hace veinte años que viene pasando lo mismo. Levantate a defender tus derechos, ellas fueron perseverantes, tuvieron que volver a hacerlo porque cuando Moisés ya no estaba, porque Moisés no entra a la tierra prometida y él le había cambiado la ley, cuando entra a la tierra prometida Josué ya no se acordaba. ¿Cuántas veces lograste un derecho y después ni te lo respetaron? Los demás ni se acordaban que era tuyo, que te pertenecía, porque eso se lo tenés que hacer acordar vos a todo el mundo. No, no, no yo soy una hija de Dios, yo soy libre, yo tengo derecho a todo. Recordáselos, porque si no te van a dejar sin herencia. Lo pediste una vez, seguí perseverando para tenerlo, seguí defendiéndolo hasta que todo el mundo te lo reconozca que te pertenece, te corresponde y que es tuyo. Entonces tenés que empezar a liderar los cambios, como mujer y con espíritu de mujer ¿saben por qué? porque Dios no les retiene las bendiciones a las mujeres.
Dios no te está reteniendo ninguna bendición. Dios no dice: estas bendiciones son para los hombres y éstas para las mujeres; Dios dice: "Para todo aquel que cree porque para el que cree, todo es posible" y cuando dice, el que cree, está diciendo mujeres y varones que me creen, que para mí no hay nada imposible.