Santiago 1:6
«Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento. Quien es así no piense que va a recibir cosa alguna del Señor; es indeciso e inconstante en todo lo que hace»
«Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento. Quien es así no piense que va a recibir cosa alguna del Señor; es indeciso e inconstante en todo lo que hace»
¿Cuántas alguna vez sintieron que se les
descontroló la vida, que se les fue para cualquier parte, que ya no
tienen control de nada? El que duda nunca recibe nada porque es un
indeciso.
Hay momentos en nuestra vida que parece
que enloquecemos; tanta presión interna, presión externa, a veces
presión interna y externa juntas que empiezan a presionar desde adentro
y desde afuera. Un día parece que estamos arriba; otro día parece que
estamos abajo; un mismo día podemos llorar y reír miles de veces,
cambiar nuestro humor, cambiar nuestras emociones. Parece que no hay
control de nada en nuestra vida y se trastocó totalmente. Y cuando
llega el descontrol aparece un síntoma muy común que son las privaciones sutiles.
¿Qué es esto de las privaciones sutiles? Mujeres que descuidan algunas
tareas cotidianas; lo que antes te resultaba fácil, lo que antes era
algo de rutina, de pronto ya no podés llevarlo adelante. Por ejemplo,
te olvidás la cacerola en el fuego, te fuiste de tu casa y dejaste la
hornalla prendida, te olvidaste las llaves puestas en la puerta,
saliste a comprar algo, volviste, y lo que saliste a comprar no lo
trajiste, o te olvidas de un cumpleaños, vos que eras siempre la que te
acordabas de todos los cumpleaños; o de pronto te olvidaste de ir a
visitar a una persona que le habías prometido que ibas a ir. Un montón
de cosas que anuncian que estas en un estado de descontrol y de
agotamiento total. ¿Cuántas sintieron agotamiento?, ¿cuántas dijeron
"empezó el año y ya estoy cansada"? O viniste de las vacaciones y te
sentís cansada, porque entraste en un estado de agotamiento emocional,
empezás a perder el sentido del humor; lo que antes te causaba gracia
ahora ya no causa gracia, practicamente no te reís, dejaste de sonreír,
te molesta cuando otra persona se ríe, y te ponés en crítica de esa
persona: "mirá la tontería por la que se ríe, mirá qué pavadas que
hace", porque a vos la vida ya no te sonríe y vos tampoco le sonreís a
la vida. Empezás a tratar de evitar todo lo que sea fiesta, reunión,
contacto social; preferís aislarte, quedarte sola, quedarte solo, porque
exponerte te trae mayor agotamiento. Fumás más, o tomás más café, o te
dedicás al alcohol.
Leí la historia
de una mujer cuyos sus hijos llegaban a la casa en horarios
diferentes: uno llegaba a la una del mediodía, otro llegaba a las dos y
el otro llegaba a las tres de la tarde; y ella tenía que tener la
comida preparada para el de la una, el de las dos y el de las tres; y
lo que hacía era comer todas las sobras que dejaba el primer hijo, el
segundo y el tercero. ¿Cuántas hicieron eso alguna vez? Y vos después
te preguntás "¿por qué estoy gorda si no como nada?". Y esta mujer se
dio cuenta que nunca se cocinaba para ella; le cocinaba a los hijos,
comía lo que sobraba, pero nunca dedicaba tiempo exclusivo para
cocinarse y hacerse una buena comida y alimentarse bien ella misma. Se
había dado cuenta que había entrado en un estado de agotamiento.
¿A quién echarle la culpa? ¿A quién le echamos la culpa de que a veces queremos hacer todo? Hemos hecho todo y ya no damos más.
¿A quién echarle la culpa? ¿A quién le echamos la culpa de que a veces queremos hacer todo? Hemos hecho todo y ya no damos más.
Les voy a contar una historia de la
mitología clásica. Ulises era un guerrero y tenía todo su equipo de
guerreros que iban a todos lados juntos; un día para descansar se
metieron en una cueva. Pasaron dos minutos y entró un cíclope, que tenía
un solo ojo en el medio de la frente, cuando el cíclope entro a su
cueva -que era el lugar donde vivía- cerró con una piedra gigante la
entrada de la cueva y Ulises con sus guerreros quedaron adentro de la
cueva... Pensaron "¿cómo hacemos para salir?" Cuando el gigante escucha
que había alguien adentro, empieza a matar a algunos guerreros y dice
"nadie va a salir de esta cueva con vida" y ellos sabían que tenían que
mantener al gigante vivo, porque si el gigante no abría la cueva y no
sacaba esa piedra, ellos no iban a poder. Decían "¿cómo vencerlo sin
matarlo, para que salga de la cueva y que nosotros podamos huir?".
Entonces se le ocurrió algo: buscó una madera, le afiló la punta, le
puso fuego y entre todos los guerreros se la tiraron en el medio del
ojo, y entonces sin poder ver el cíclope empezó a gritar "¡denme el
nombre de quién me hizo esto!" y Ulises le dijo "cuando te pregunten
vas a decir mi nombre, y mi nombre es nadie". Entonces el
gigante corrió la piedra, salió afuera gritando como un loco. Vinieron
los otros gigantes y le dijeron "¿quién te hizo eso?" y el cíclope le
decía "nadie me hizo esto", porque era el nombre que le había dado
Ulises, y como los otros gigantes dijeron "éste está loco" ni siquiera
lo ayudaron y lo dejaron con su locura, "¿quién te hizo eso? Nadie".
¿Por
qué estás en el estado que estás? ¿Quién te lo hizo? ¡Nadie! A veces
no encontramos responsables del estado en el que estamos porque lo que
nos está matando son los pensamientos que luchan dentro de nuestra
mente. Acá está tu gran problema: en tu mente. Tenemos que aprender a
funcionar en los ciclos de presión; cada tanto los seres humanos
entramos en tiempos de presión. La presión no la queremos pero va a
estar ahí; vos ayer te volviste loca porque tenías que volver a
arreglar todos tus horarios para llevar a los chicos a la escuela; el
año que viene también va a haber escuela, sino es la primaria será la
secundaria o la universidad; o sea que la presión siempre va a estar.
Problemas económicos tal vez tengas, y aunque estés muy bien
económicamente tal vez quieras crecer más, y el querer más también te
va a llevar a sentir presión. La presión siempre va a estar, por eso
tenemos que aprender a manejarnos en los ciclos de presión, para no
salir lastimados y no salir heridos y descontrolados.
¿Qué es lo que no hay que hacer cuando estás en momentos de presión?
1) No debo hacer el dedo bíblico
Es cuando estás presionada, no tenés una
respuesta, no sabés a donde ir y decís "yo voy a abrir la Biblia y a
ver qué me dice el Señor...". No hagas dedo bíblico, no sirve.
En los momentos de presión vos tenés que ser sabia. ¿Qué significa ser
sabia?, seguir con tu rutina espiritual; tenés que tener una rutina
espiritual, y ahí la palabra rutina no está mal; es bueno tener
una rutina espiritual para que cuando llegue el momento de presión
todo tu ser esté lleno de la Palabra de Dios, de la victoria de Dios,
del aliento de Dios para salir adelante y saber que esto pasará, y
pasaremos al próximo nivel.
Hay gente que en los momentos de presión se pone híper espiritual,
exageradamente espiritual, a orar como nunca oró antes, a pedir
oración como nunca antes, porque no tiene una rutina espiritual de
vida, porque nunca te juntás con el Señor, porque no hablas con Él,
porque no leés su Palabra. Si vos tuvieras una rutina espiritual te
darías cuenta que en el momento de la presión vas a tener respuestas
espirituales para tu problema, que te van a alentar y te van a sacar
mucho más rápido de ese momento de presión. El problema es cuando nos
encontramos vacíos; y dice la Palabra que el Espíritu Santo es el que
nos hace recordar. Ahora, si dentro tuyo no hay nada espiritual... ¿qué
es lo que te va a hacer recordar el Espíritu Santo? Nada, porque en
realidad te hace recordar lo que ya sabés de la Palabra de Dios; y si
no hay Palabra de Dios dentro tuyo, si no hay fe dentro tuyo, no te
puede hacer recordar nada. Por eso vos agarrás el dedo y tratás de
buscar un pasaje bíblico, y no te habla nada y decís "Dios te olvidaste
de mí; ni siquiera me hablás", es que Dios quiere hablarte todos los
días de tu vida.
Tenés que tener una rutina espiritual, no depender del 'dedo bíblico'.
2) No debo moverme por lo que siento
¿Qué es moverme por lo que siento? Es
movernos emocionalmente; las mujeres somos muy sensibles emocionalmente
y nos dejamos llevar por nuestras emociones. Y eso muchas veces nos
lleva a tomar en el momento de presión decisiones impulsivas: hacés un
gasto impulsivo que no lo pensaste bien, fuiste y vendiste el auto, o
te compraste un departamento sin saber si tenías el dinero para pagarlo,
te casaste impulsivamente, ¿cuántas se casaron impulsivamente?,
elegiste al primero que salió por esa puerta, lo enganchaste
impulsivamente y después te agarrás la cabeza; o hiciste una compra
impulsiva, tuviste una reacción impulsiva. Porque te dejaste llevar por
las emociones y la victoria frente a la presión siempre va a estar
dada en la medida que puedas controlar tu impulsividad. Hay cosas que
en los momentos de presión querés hacer sin pensar, sin tomarte tiempo,
sin darte el tiempo que necesitás para tomar esa decisión. Cuando te
venga eso impulsivamente, frenate porque si vos podés trascender esa
impulsividad vas a tomar una decisión con sabiduría. ¿Cuántas tomaron
decisiones impulsivas alguna vez en su vida?
3) Escuchar a los demás sin dejarme llevar por lo que dicen
Muchas veces en momentos de presión
alguien viene y te dice algo, y como vos no sabés para dónde disparar
te dejás llevar por lo que el otro te dice. Y muchas veces nos dejamos
llevar también por lo que creemos que el otro quiere. Hay un gran
problema que tenemos las mujeres: nos gusta anticiparnos a los estados
de ánimo de los demás; nos encanta leer a los demás. Nos encanta saber
qué quiere, qué le pasa qué desea, y dárselo antes de que lo pida....
¿a cuántas les pasa esto? Por ejemplo, leí de una mujer que cuando era
chiquita sabía muy bien cómo tratar al papá de acuerdo a como venía del
trabajo; si venía con la camisa desabrochada no se le podía hablar
porque venía cansado, agotado y de mal humor; pero si venía con la
camisa abrochada y la corbata puesta se le podía hablar porque venía
tranquilo y contento. O sea que ella se adelantaba a cómo iba a estar el
papá cuando llegara; y así era su actitud de vida. Y lo mismo hacía
con la mamá, leía las emociones de la mamá; entonces sabía que cuando
la mamá guardaba la ropa y golpeaba fuerte el cajón no se le podía
hablar; pero cuando la mamá guardaba la ropa en el cajón y lo cerraba
despacito ahí ella podía hablar. Y se acostumbró a leer las emociones
de todo el mundo y a responder a las emociones de todo el mundo; por
eso se adelantaba.
¿Cuántas veces te adelantaste a que alguien te dijera algo y dijiste "me parece que mi hijo está mal, me parece que mi marido hoy no vino bien"? ¿O cuántas veces le dijiste a tus hijos: "ojo porque hoy papá está en esos días..." y nos adelantamos?, en lugar de esperar que el otro nos comunique cómo está, qué es lo que le pasa o qué es lo que no le pasa. A veces vemos a nuestra pareja que parece que está serio y enojado, y es porque está concentrado en el partido de fútbol, nada más; pero ya pensamos "me es infiel, me está engañando, no me quiere más, me odia, le hice fea la comida", y esas tonterías que pensamos a veces las mujeres.
¿Cuántas veces te adelantaste a que alguien te dijera algo y dijiste "me parece que mi hijo está mal, me parece que mi marido hoy no vino bien"? ¿O cuántas veces le dijiste a tus hijos: "ojo porque hoy papá está en esos días..." y nos adelantamos?, en lugar de esperar que el otro nos comunique cómo está, qué es lo que le pasa o qué es lo que no le pasa. A veces vemos a nuestra pareja que parece que está serio y enojado, y es porque está concentrado en el partido de fútbol, nada más; pero ya pensamos "me es infiel, me está engañando, no me quiere más, me odia, le hice fea la comida", y esas tonterías que pensamos a veces las mujeres.
Hay mujeres que parece que tienen poderes de anticipación:
"yo sé lo que le está pasando, yo sé lo que quiere, yo sé lo que está
sintiendo", "comé, comé que yo sé qué necesitás". Poderes de
anticipación: ¡fuera de mi vida! ¿Cuántas se identificaron en este
punto? ¿Cuántas de chiquititas tenían que analizar bien cómo venía el
papá o la mamá? Es muy común eso, las mujeres tenemos una capacidad
especial para detectar emociones ajenas, nos damos cuenta enseguida y
muchas veces metemos la pata porque queremos leerle la historia al otro
y en realidad el otro no está sintiendo o pensando lo que nosotros
creemos que está sintiendo o pensando.
Una mujer descontrolada parece una mujer
que se hace cargo de todo por fuera, pero por dentro se está
deshaciendo; es una mujer que parece que tiene el control de todo pero
en realidad ese control es un descontrol por la angustia que siente
internamente, porque sus emociones chocan todo el día. ¿Qué hacemos con
una mujer que parece que por fuera todo bien pero por dentro
se está muriendo? Jesús habló muy bien de esta gente, habló muy bien
para describirlas y usó esta descripción: "son blancos por fuera pero
muertos por dentro". ¿De quién hablaba Jesús? De los fariseos; decía
"ellos por fuera son una cosa pero por dentro están muertos". Y a veces
las mujeres tenemos esta actitud farisea, la actitud de
mostrarle a todo el mundo que tenemos el control de todo, que afuera
podemos con todo, que está todo bien, pero adentro estamos muertas. Es
una actitud farisea, y fíjense qué interesante lo que dice Santiago,
que los llamó a esta gente "gente de doble ánimo", que significa "doble
alma". Es gente que tiene dos mentes, como si tuviera dentro dos
mentes y cada una piensa algo diferente. Dice "yo tengo que hacer esto,
pero pienso esto; yo quiero hacer lo otro, pero hago esto otro", eso
es ser una persona de doble mente, de doble ánimo. Y dice la Palabra en
el pasaje que leímos al principio que la persona de doble ánimo no va a
recibir cosa alguna del Señor, ¿por qué Dios no se la quiere dar? La
persona que tiene doble ánimo, dos mentes -que quiere una cosa pero en
realidad quiere otra, que hoy quiere esto pero mañana lo otro, que
ahora se ríe pero al segundo llora por el mismo tema- es una persona de
doble ánimo; dice "no piense que va a recibir algo del Señor", no es
porque el Señor no le quiera dar algo -porque Dios está desesperado por
darnos toda la riqueza que Él tiene-, sino porque es una persona que
duda. Si vos dudás no pienses que vas a recibir algo de Dios; no porque
Dios es malo y Dios te lo va a quitar, sino porque estás dudando y tu
propia mente no te permite recibir lo que Dios quiere darte. ¡Dejá de
dudar!
Por eso fíjense qué
interesante: cuando Jesús llegaba delante de un enfermo le decía "¿qué
quieres que te haga?". Lo que le estaba diciendo Jesús era "sé claro,
quiero que me seas clara", es lo que te dice el Señor. "Estás
confundida, estás agotada, estás desorientada, pero no me sos clara...
¿qué es lo que querés?" Hoy Jesús te pregunta "¿qué es lo que querés?".
Todavía no pudiste decidir qué es lo que querés que te pase, todavía
estás viviendo de acuerdo a las exigencias de los demás, pero todavía
tenés cuarenta, cincuenta, sesenta, setenta años y no definiste cómo
querés vivir tu vida. Y Jesús dice "sé clara, no me des vueltas,
hablame claro". ¿Qué pasa si no sé lo que quiero? Sé honesta y sé clara
con el Señor, y decile "no sé lo que quiero, ando dando vueltas, hoy
quiero esto, mañana lo otro, pasado lo otro; hoy esto ya no me gusta y
lo otro no lo quiero"; sé clara con el Señor. Tengo que ser cabeza dura e
insistente con lo que quiero que me pase de bueno en la vida. Yo tengo
que ser una mujer de cosas claras, no de doble mente, no de doble
ánimo, porque sino nunca voy a recibir nada. Tengo que aprender a ser
como la viuda que insistía hasta que logró que el juez le hiciera
justicia. Tengo que ser como Elías que mandó veinte mil veces al siervo
para ver si veía una nubecita, y que le anunciara que dentro de poco
tiempo iba a llover. Yo tengo que ser como Jacob, que le dijo al ángel
"no me voy a mover de acá hasta que no me bendigas".
Tenés que ser una mujer cabeza dura en las cosas que querés.
El enemigo siempre va a querer atacar tu
fe; al enemigo no le importa tanto atacar tus cosas, tu gente, le
interesa atacar tu fe, porque si ataca tu fe y vos ayer creías y hoy no
creés nada, no vas a recibir nada. Si atacó tu fe y la debilitó pudo
hacer que digas con tu boca "esto no lo voy a tener nunca" o "me voy a
morir de esta manera" o "esta enfermedad es grave, de esta no me sano",
cuando atacó tu fe te robó la bendición, porque dudaste, no porque Dios
no te la quiera dar sino porque dudaste. Y el que duda no puede
recibir nunca nada, porque no se pone de acuerdo para recibir, no sabe
qué quiere; "no sé si me quiero sanar, porque si me sano mi hijo no va a
venir a visitar más, y también quiero estar sana porque sino estoy
encerrada"; y Jesús viene y te dice "¿qué querés que te haga, que te
sane o que te empeore la enfermedad para que tu hijo venga? sé clara".
¿Cuántas a veces no pueden ser claras
con el Señor? Y no somos claras porque muchas veces somos de doble
ánimo. El ser de doble ánimo es como vivir con una hermana gemela...
¿se imaginan tener al lado alguien igual a vos? Impresionante, vivir
con una mentalidad de doble ánimo es como tener a tu hermana gemela al
lado: vos querés una cosa, ella quiere otra; vos tenés una idea, ella
tiene otra; vos tenés principios y ella tiene otros principios; y hay
una lucha permanente y constante. Y en esa lucha no recibís nada porque
en algún momento dudás de lo que vos querés, y no sabés si está bien
lo que la otra te está diciendo o está bien lo que vos estás diciendo. Y
esa es la lucha que a veces las mujeres tenemos con nuestra mente,
como si tuviéramos otra hermana gemela dentro de nuestra cabeza. Por
eso Pablo decía "en mi hombre interior me deleito en la ley de Dios,
pero a veces hago lo que no quiero, y no entiendo por qué hago lo que
no quiero"; él tenía como ese hermano gemelo. Pero hay una gran
respuesta de parte del Señor: dice la palabra "si dos de ustedes en la
tierra se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan les será
concedida por mi Padre que está en el cielo". Si yo no me puedo poner
de acuerdo con la persona que tengo al lado, y si yo no estoy de
acuerdo conmigo mismo, ¿por qué no me da resultado?, ¿por qué todo el
mundo habla de la ley del acuerdo pero a mí la ley del acuerdo
no me funciona? Porque no es solamente ponerse de acuerdo con el de al
lado; es ponerme de acuerdo conmigo misma, ser de una sola mente, no
tener la mente dividida. Y para ponerme de acuerdo tengo que saber qué
es lo que quiero, qué quiero que me pase en la vida, qué es lo que
quiero lograr. Tengo que tener mi fe intacta, que el enemigo no pueda
tocar mi fe a pesar de la presión, de la angustia, de la crisis o del
dolor. Tenés que ponerte de acuerdo. Tal vez al principio decidas mal,
tal vez seas cabeza dura y digas "no me importa Señor, yo voy a seguir
decretando esto hasta que lo vea", y van a venir los de afuera y te van
a criticar, y van a venir de otro lado y te van a decir "estás loca",
pero vos vas a ser cabeza dura porque sos de una sola mente, de una
sola pieza y vas a decir "yo lo voy a seguir manteniendo hasta ver que
Dios me lo entrega en mis manos, porque soy una mujer de fe".
Tenés
que estar enfocada mujer, tenés que estar enfocada en que Dios te lo
va a dar, porque Dios te lo ha prometido. Y si decidís mal, no te
preocupes. Esto es como el tango. Supongamos que voy a la academia de
tango y le digo "quiero aprender a bailar el tango, ¿me podrías
enseñar?", me tengo que poner derecha, mantener el equilibrio, que me
balancee sobre los pies. La base del tango es la caminata; caminamos y
el otro va a saber dónde están mis pies. Él me va a dirigir; al
principio estaba dura, yo no sabía para dónde ir, y así nos pasa con
Dios, porque nosotros queremos que Dios nos guíe -porque es la promesa
que Dios nos ha dado al principio-, tal vez no escuchemos muy bien la
voz de Dios, no escuchemos la guía de Dios y estamos hundidas en un
momento desesperado, no tenemos respuesta, no sabemos para dónde ir. Y
el Señor nos está hablando, pero torpemente vamos diciendo "yo creo que
Dios me va a conducir, yo tengo fe que Dios me va a guiar, pero
todavía me cuesta un poco". Hacemos un poco más... "porque yo tengo fe
que voy aprender", luego un paso algo más complejo. Y así el Señor sabe
que ya sé: para atrás, para adelante, al costado... que le estoy
obedeciendo de a poquito, que mantengo mi fe, que digo "Señor todavía
las cosas no están saliendo como yo quiero, pero mantengo mi fe",
"Señor no veo respuesta pero mantengo mi fe", "Señor no veo una señal
todavía pero mantengo mi fe", "Señor las cosas en mi matrimonio no
andan bien pero mantengo mi fe", "soy torpe todavía, a veces no sé
cuándo hablar, a veces no sé cuándo callar, a veces no sé cuándo
decirle a mi hijo algo, a veces hablo y me enojo, soy torpe todavía,
pero Señor enseñame un poco más", y el Señor te guía un poco más. Y Dios
te dice "ahora vamos a movernos de otra manera, y tal vez venga mucha
más presión, pero vos estás agarrada de mí y yo te voy a conducir y te
voy a guiar", y hay un momento en que vas a aprender a bailar como
bailan las grandes parejas de tango.
Dios te quiere guiar; dejate guiar por el Señor
hasta que seas una experta en 'baile' para el Señor.
Dios te quiere guiar; dejate guiar por el Señor
hasta que seas una experta en 'baile' para el Señor.
A ese nivel de la relación con Dios
tenemos que llegar todos; Él me dice "para allá" y yo le sigo; Él me
dice "para acá" y también voy; Él me dice que "dé vuelta" y lo hago; Él
me dice que estire la pierna y lo hago; porque he aprendido a obedecer
la guía de Dios. Si vos querés vencer el desorden, si querés vencer la
angustia, el dolor, el descontrol, tenés que ser una mujer y un varón
de fe que diga "no importa lo que esté viviendo, yo sé lo que Dios me ha
prometido, yo estoy mirando a los ojos del Señor, Él me ha tomado, Él
me hace bailar con Él y me lleva a la victoria en todo lo que haga".
Eso es pelear la batalla de la fe; y los que peleamos la batalla de la
fe siempre tenemos la victoria.
No hay nada más lindo que bailar guiado
por el Señor. Dios lo hace atractivo siempre. Dios va a hacer camino
donde no lo hay; Dios va a hacer un camino en tu vida donde no lo hay. Y
lo único que vos tenés que hacer es mantener la fe en esto: "a mí Dios
me va a dar la victoria, me va a dar la salida, me va a hacer salir de
esta situación en ventaja, a mí Dios me dará lo que necesito"; porque
lo que vale es tu fe, no tus circunstancias, sino que mantengas en alto
tu fe, que no seas una persona de doble ánimo que hoy cree y mañana no
cree, hoy se ríe y mañana llora. Que seas una mujer y un varón que sepa
mirar a los ojos del Señor, y si no hay una respuesta clara en el
momento de presión, estás agotada, estás cansada, vos sí sé clara con
el Señor; decile: "no sé para donde ir Señor".
Que vos no
tengas una respuesta para tu problema no quiere decir que Dios no la
tenga; vos no la tendrás pero Dios ya se encargó de solucionar ese
problema.
Tenés que ser una persona de fe; lo que
Dios te prometió ya está viniendo para tu vida. Hoy el Señor te está
pidiendo que seas clara con Él: "¿qué querés pedir, qué querés hijita
mía, hijito mío?". Sé clara en qué querés que te pase a partir de ahora
en la vida; por qué tanta confusión, por qué tanta presión interna y
externa. Sé clara, ¿qué querés? El Señor te pide que le digas hoy qué
es lo que querés, y si no sabés decile "no sé, realmente no sé", pero sé claro con el Señor, séle clara. Contale claramente; no le digas
"y... sí, quiero prosperidad, pero tengo miedo, no sé si la quiero..."
Decile por ejemplo "Señor yo quiero ser próspera, quiero que me
prosperes". "Ay Señor, yo quisiera que mi marido se arregle conmigo,
pero a la vez tengo miedo...", ¡así no! "Señor, yo quiero que nos
arreglemos y que todo esté bien". Séle clara al Señor; pedile las cosas
por completo al Señor. No le pidas por la mitad, no le pidas
mediocremente. Él es el Dios de la gloria; él tiene riquezas para
soltarte. Pero el que duda nunca va a recibir nada, por su duda. Séle
claro al Señor; decile lo que querés, y cuando se lo digas prométele
que lo vas a sostener en fe, pase lo que pase, porque vas a salir en
victoria. Aferrate al Señor, él te va a guiar.
Lo único que puede detener tu victoria son los pensamientos de duda
Vos ponés en orden los pensamientos
desordenados y decís "no me importa lo que pase, no me importa lo que
me digan, yo creo que Dios va a hacer esto en mi vida, en la vida de
mis hijos, de mi familia, de mi ciudad, de mi país; yo sé que Dios lo
va a hacer, lo mantengo, y lo que mantengo en fe lo recibo sí o sí".
Tenemos que tener claridad de lo que
queremos en la vida, no perder más tiempo, no estar más confundido. Es
preferible una mujer equivocada pero decidida, que una perfecta que no
toma decisiones. Es preferible que te equivoques pero que hayas tomado
una decisión, a estar sin decidirte durante toda tu vida y creer que sos
perfecta por eso.
Vos hoy le pediste algo al Señor y el Señor lo
único que espera de vos es que lo mantengas firme para que el enemigo no
pueda atacar tu fe, que no pueda robarte lo que Él ya soltó para vos.
"¿Y si pedí mal?", no te preocupes; esto es como el tango: Él te va a
guiar. Al principio serás torpe, al principio no sabrás qué paso dar,
no vas a escuchar tal vez claramente la voz de Dios, pero seguís firme.
Que tu fe siga firme, porque un día vas a aprender a bailar el tango con
Él, Él te va a guiar, vos vas a ir donde Él te diga y va a ser una
plena comunión y felicidad junto con Él. Y Dios va a honrar tu fe,
porque Dios honra la fe y va a depositar en tu mano lo que le pediste,
lo vas a ver dentro de poco porque Dios está honrando la fe que hoy
estás soltando.Mensaje de Alejandra Stamateas
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