miércoles, 27 de junio de 2012

No importa, sigo pidiendo por Bernardo Stamateas


2 Reyes 13:14-21 dice: "Cuando Eliseo cayó enfermo de muerte, Joás, rey de Israel, fue a verlo. Echándose sobre él, lloró y exclamó:-¡Padre mío, Padre mío, carro y fuerza conductora de Israel! Eliseo le dijo:-Consigue un arco y varias flechas. Joás, así lo hizo. Luego Eliseo le dijo:- Empuña el arco. Cuando el rey empuñó el arco, Eliseo puso las manos sobre las del rey y le dijo:- Abre la ventana que da hacia el oriente. Joás la abrió, y Eliseo le ordenó:-¡Dispara! Así lo hizo. Entonces Eliseo declaró:-¡Flecha victoriosa del Señor! ¡Flecha victoriosa contra Siria! ¡Tú vas a derrotar a los sirios en Afec hasta acabar con ellos! Así que toma las flechas, añadió. El rey las tomó y Eliseo ordenó: ¡Golpea al suelo! Joás golpeó el suelo tres veces, y se detuvo. Ante eso, el hombre de Dios se enojó y le dijo:- Debiste haber golpeado el suelo cinco o seis veces; entonces habrías derrotado a los sirios hasta acabar con ellos. Pero ahora los derrotarás sólo tres veces. Después de esto, Eliseo murió y fue sepultado.
Cada año bandas de guerrilleros moabitas invadían el país. En cierta ocasión, unos israelitas iban a enterrar a un muerto, pero de pronto vieron a esas bandas y echaron el cadáver en la tumba de Eliseo. Cuando el cadáver tocó los huesos de Eliseo, ¡el hombre recobró la vida y se puso de pie!"
No me importa, sigo golpeando
No me importa que me digan que no, seguiré pidiendo. Voy a seguir pidiendo.
El rey de Israel fue al profeta a pedir una victoria. Vos tenés que aprender que no te importa el no, y que sigas pidiendo aquello que Dios te ha prometido ¿Saben por qué no tenemos? porque no pedimos, tenemos que pedir.
  1. Hay gente que no recibe porque no pide, espera que los demás adivinen.
"Este sacrificio que yo hice, espero que se den cuenta de todo lo que hice", no se van a dar cuenta. Cuando vos necesitás algo tenés que aprender a pedirlo.
- hay gente que sabe pedir en el trabajo, pero no sabe pedir al esposo: "Necesito un abrazo".
- hay gente que sabe pedirle a los amigos, pero no le saben pedir a Dios.
- hay gente que sabe pedir en el trabajo, pero no le saben pedir a los hijos, entonces se callan y dicen: "Nos conocemos tanto, tantos años que vivimos juntos, cómo yo le voy a pedir, debería saber lo que yo necesito".
Hay que pedir. Las críticas esconden una petición muda, reprimida. Porque cuando uno no pide, espera que el otro adivine y el otro no adivina, entonces uno empieza a criticar porque le da bronca."Todo lo que yo hice, lo que yo necesitaba era un abrazo, que me digan ¡gracias! ¡Pedílo!; "Lo que yo necesitaba eran que me pregunten cómo estaba", ¡Pedílo!, "Yo necesito que me preguntes cómo estoy".
La mayoría de las relaciones no terminan por una pelea, sino por un silencio; porque no sabemos pedir.
  1. No recibimos, porque pedimos imposibles.
Cuando le decís a tu marido: "Tratáme bien", eso es un imposible, cuando vos le decís que te trate bien, eso sí es un imposible, cuando le decís a tus hijos: "Cambiá esa cara de amargado", eso es un imposible, porque estamos pidiendo cosas imposibles. Si tu trabajo está por quebrar y le decís que querés un aumento, estás pidiendo un imposible. Muchas veces le pedimos al otro cosas que el otro no puede hacer porque son demasiado grandes.
A veces no recibimos porque estamos como nenes: "¡Ay! yo soy medio tonta"
Nunca, cuando vos pidas te descalifiques a vos, nunca pidas como un nene, como un tonto, como una tonta, porque entonces pedimos mal, y no recibimos.
No recibimos porque a veces pedimos con indirectas. ¿Cuántos son de hablar con indirectas? Vos lo ves a tu marido y le decís: "¡Ay, me duele acá!" que quiere decir: "Ni te atrevas a ponerme una mano encima porque no te voy a dejar", "me duele acá", "parece que va a llover, y si llueve hay humedad, y si hay humedad te tocan los huesos, y si te tocan los huesos te agarra la artritis, y si te agarra la artritis...", entonces, tu marido te agarra a la noche y vos le decís: "¡Todo el día te lo estuve diciendo, no ves que me duele todo!".
Hay gente que anda con "pataditas", están en el trabajo y dicen: "Se rompió la fotocopiadora", en vez de decir: "Ayudame a arreglar la fotocopiadora", "¡Cuánto trabajo tengo!", en vez de decir: necesito que colabores conmigo". Mientras pidas imposibles, mientras pidas como un nene, mientras pidas con indirectas, no vas a recibir.
  1. Hay gente que pide con enojo: "Vos me tenés que dar esto", con demanda.
Esa gente no recibe nada. Nehemías fue al rey y le pidió dinero, recursos, y el rey se lo dio, José fue a faraón y le pidió que lo contrate, y faraón lo puso como ministro de economía. El Señor me dijo: "Bernardo, tenés que decirle a mi pueblo que aprendan a pedir, porque el que pide, recibe".
No importa que te hayan dicho que no, vos tenés que seguir pidiendo con "sabiduría". ¿Qué quiere decir con sabiduría? Buscar el momento apropiado. A veces, cuando el otro está apurado, cuando estamos en crisis, cuando es de noche, no es el momento apropiado. Cuando el otro no puede prestarte atención porque está cansado, porque tiene la cabeza en mil cosas, no es el momento para pedir.
Hay que pedir con sabiduría.
Cuando pedimos, tenemos que pedir con "precisión y amabilidad". ¿Que quiere decir? "Por favor", "Yo necesito", "Te pediría". Porque cuando vos vas con amabilidad y vas con precisión, entonces el otro puede ayudarte.
Cuando pidas, pedí poco. No seas un torrente de ideas que sature: "Necesito esto, y esto otro, y aquello", y si nos dicen que no, saber que el no, es sólo una respuesta, es una etapa en la conversación y que para los hijos de Dios el "No", no es "Nunca". Si me dicen que no, seguiré pidiendo.
¿Y sabés cuál es la mejor manera de pedir?,
- cuando vos primero das.
- cuando vos das y das.
- cuando vos ofrecés algo.
- cuando vos podés conectar con el otro.
Hay gente que es demandante, pero no es ofertante, hay gente que consume pero nunca produce, y a Dios no le gusta. ¿Por qué nosotros empezamos la reunión con alabanzas? porque empezamos dándole a Dios, para después pedirle. La Biblia dice: "Todo lo que le pidan al Padre, Dios nos lo dará".
Tenés que aprender a ser un pedigüeño delante del Señor, tenés que pedirle cosas grandes:
- pedirle por tus hijos
- por tu trabajo
- por tus finanzas
- por tu presente y futuro
A Dios no le pidas cosas pequeñas, porque a Dios le gusta que le pidas cosas grandes, porque cuando le pedís cosas grandes, estás honrando su nombre que es sobre todo nombre.
En Salmos 2:8 dice: "Pídeme y te daré las naciones por herencia". Porque a Dios le gusta gente loca, que le pida cosas sin límite, sin barrera cultural, que le diga: "Padre, yo te creo, acá me han dicho que no, pero yo a ti te seguiré pidiendo porque sé que me lo vas a dar".
No me importa que me digan que no, yo seguiré pidiendo.
  1. No me importa mi enemigo. El triunfo es mío.
¿Sabías que victoria no es lo mismo que triunfo? Nosotros somos "triunfadores".
¿Cuál es la diferencia entre victoria y triunfo?
Cuando Jesús fue a la cruz, Jesús peleó contra el diablo solo. La guerra espiritual la hizo Jesús, peleó contra el diablo en la cruz, lo venció, lo despojó de su poder, le sacó las llaves de la muerte y del Hades. Jesús venció en la cruz.
Victoria es algo que logró el Señor para nosotros.
¿Se acuerdan en las películas, cuando tomaban al enemigo, lo encadenaban y lo llevaban al pueblo?, y cuando entraban al pueblo, éste celebraba.
Triunfo es el pueblo que celebra la entrada de un enemigo despojado. Jesús tuvo la victoria, pero nosotros celebramos el triunfo. Quiero decirte que no hay que pelear más, porque la etapa de la iglesia es la etapa del triunfo donde celebramos que el enemigo está vencido, despojado y derrotado, así que, más te vale que aprendas a celebrar lo que el Señor ha hecho por nosotros!.
  1. No me importa mi presente, mañana será mejor.
¿Cuántos lo estamos creyendo? somos como la luz de la aurora que va en aumento, no somos como la luz del atardecer que va en descenso; somos como la luz de la aurora, no importa tu presente, mañana será mejor porque Dios te va a llevar de crecimiento en crecimiento.
David decía: "Yo estaba en el pozo, pero el Señor me sacó del pozo, me puso una bandera en la mano, me puso una canción y en mis alturas me hace andar," dime cuán bajo caíste, y te diré cuán alto el Señor te va a llevar.
Mañana será mejor, mañana voy a estar mejor.
- Jesús pidió el barco a Pedro lo usó se lo devolvió.
- pidió unos panes a un niño, los repartió y se los devolvió.
- le pidió una tumba a José, la usó tres días y se la devolvió.
Tenemos un Señor que devuelve todas las cosas.
- Él va a cancelar nuestras deudas.
- Él va a devolver lo que nosotros gastamos equivocadamente.
- Él va a cerrar nuestro presente difícil.
No importa cómo es hoy, mañana estaremos mejor. No me importa más nada.
Dejá de enojarte tanto.
Hay gente que se enoja mucho, no te enojes más, mañana será mejor.
Había gente desocupada en la plaza, estaban desocupados y el dueño de una viña vino a las cinco de la mañana y contrató a unos. Volvió a las cinco de la tarde y contrató a otros, esos que contrató a las cinco de la tarde, trabajaron una hora, y el dueño de la viña le pagó un denario por una hora. Cuando los de la cinco de la mañana que trabajaron hasta las cinco de la tarde escucharon eso y fueron a cobrar, el dueño de la viña les dio a los que trabajaron desde las cinco de la mañana a las cinco de la tarde, también un denario. Se enojaron, dijeron: ¿Por qué, si a éstos que trabajaron una hora les diste un denario, a nosotros que trabajamos de cinco de la mañana a cinco de la tarde nos diste un denario?, y saben qué les dijo el dueño de la viña: "Cuando yo los contrate, ustedes me pidieron un denario por día, pero éstos que contrate a las cinco de la tarde no me pidieron nada, y yo les quería dar uno por hora".
¿Cual es la enseñanza? hermano si le vas a pedir a Dios, pedile grande porque vos le pedís un denario por día y el te quiere dar uno por hora, si le vas a pedir a Dios, decile: "Padre, conforme a tu bendición" ¿Están entendiendo esto?
Papá, dame una bendición, tomá una, pero hay gente que le dice: "Dame una bendición por minuto, dame una bendición por segundo" porque hoy yo estoy mal, pero mañana estaré mejor, porque el Dios que me contrató es un Dios que da más abundantemente de lo que creo, de lo que pido y de lo que espero.
  1. No me importa lo que me han dicho, tengo la palabra de fe.
"¡Ay! no sabés lo que me dijeron!" no me importa; "Pero a mí me dijeron que la crisis...", no me importa yo tengo la palabra de fe; "¡Sí!, pero dejáme que te cuente", ¡no me importa! Tenemos las promesas, tenemos la palabra que está viva, tenemos la semilla. ¿Saben cómo Dios llama a sus promesas? "la preciosa semilla" ¿Cómo es la palabra?, preciosa; vos tenés que amar la Palabra, no importa las veces que has oído, importa la palabra que hables. ¿Por qué la Biblia dice que la palabra es preciosa?, porque cuando te mantenés hablando las promesas amas las promesas de Dios.
Vos amás hablar lo que Dios habla, porque para vos es precioso. Hay gente que tiene la Palabra, pero no aman la Palabra, no les es preciosa la Palabra.
Nosotros venimos acá a las reuniones para oír la Palabra, porque amamos la Palabra de fe, porque no importa lo que diga la gente, lo que nos importa es lo que Dios nos ha dicho, porque eso para nosotros es lo único precioso que existe.
¿Qué quiere decir que la Palabra es preciosa?, quiere decir que vos tenés que mantener la palabra, la confesión "Todo me saldrá bien". Pero si vos al otro día decís: "No creo que todo me salga bien" Vos está maldiciendo la palabra preciosa. Si vos decís: "Yo declaro que mi marido va a cambiar", y al otro día decís: "Esta vaca con patas, ni Dios la cambia", vos estás maldiciendo a la vaca y a la palabra que soltaste sobre la vaca.
Tenés que mantener la palabra "Voy a prosperar, Dios me va a llevar de gloria en gloria, voy a crecer económicamente", pero si al otro día vos decís: "No sé, no creo, está muy difícil", vos estás maldiciendo la palabra.
Un ejemplo: Gabriel, ¿a qué edad recibió al Señor? a los treinta y dos, ¿saben cuántos años el Señor lo buscó a Gabriel? treinta y dos años hasta que recibió al Señor. El Señor no lo buscó cuando tenía treinta y dos, lo buscó desde que nació, treinta y dos años, el Señor decía: "Gabriel va a ser mío, Gabriel va a venir el domingo de noviembre, un domingo a la mañana, se va a sentar en la tercera fila y va a dar gloria a mi nombre. Gabriel me va a servir. Ahora vos imaginate que el Señor hubiese dicho a los diez años de edad de Gabriel: "Éste, se lo entrego al diablo, es más duro!", y cuando Gabriel tenía veinticinco años, el Señor hubiese dicho: "Este Gabriel, que se pudra en el infierno, ya le mandé profetas, le mandé el cd., le mandé los libros, los amigos, le mandé pruebas, le mandé una tormenta, le tiré un ladrillo en la cabeza, y nada!. Que se pudra este Gabriel, ni yo lo cambio!" dice el Señor, pero ¿sabes qué hizo el Señor con Gabriel? treinta y dos años, el Señor que le pide al Padre por nosotros, dice:" Gabriel es mío", no importa cuántos años, a qué edad va a abrir su corazón, yo sé que lo va a abrir y cuando lo abra estará acá en organización sirviendo a mi nombre, ayudando a la gente, adorando mi nombre, ¡y si él se mantuvo en victoria nosotros también!.
Mantenete en la palabra no importa lo que te han dicho, mantené la confesión, dejá de estar "¡Ay!, siento que viene algo nuevo", y al otro día "Siento que viene algo malo", y al otro día "No siento", dejá de sentir y hablá la palabra, mantenete, si el Señor tardó con Gabriel treinta y dos años. ¿Cuántos recibieron al Señor a los cincuenta? mantené la confesión.
Yo declaro que: "Viene un mañana mejor, yo profetizo que no vamos a bajar los brazos, no importa lo que nos han dicho tenemos la preciosa palabra y la vamos a declarar hasta verla cumplida"
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Hay tres soplos en la Biblia
- el primer soplo: es el soplo de la vida. Dios hizo a Adán, y le sopló vida. Todos tenemos ese soplo de los que estamos en esta reunión.
- el segundo soplo: es el soplo del Espíritu Santo, que es cuando recibimos a Jesús como Salvador, nos viene el Espíritu Santo y nos sopla. Todos los que recibimos al Señor tenemos el segundo soplo.
Pero necesitamos el tercer soplo: que es el que dice Job 32:8, "lo que da entendimiento al hombre es el soplo del Todopoderoso". Yo tengo el soplo de la vida, yo tengo el soplo del Espíritu Santo, pero necesito el soplo en mi mente, necesito que el Todopoderoso me sople en la mente para que se me abra la cabeza. Y dice Job que: "el que da entendimiento es el Todopoderoso", Job se da cuenta que necesita que el Todopoderoso le sople en la cabeza.
¿Se acuerdan cuando estábamos en el colegio? "Che, sopláme no estudié", o la chismosa que te dice: "Esperá que te cuente, que te sople". Job se da cuenta que necesita el soplo en la cabeza y dice: "el que me va a soplar es el Todopoderoso".
El Todopoderoso ¿qué pensamientos puede tener? ¿qué puedo o no puedo? ¿grandes o pequeños? ¿que lo vas a lograr o es difícil? Si el Todopoderoso te sopla su mente, tu mente va a ser dinamitada. Tenemos que cancelar todo lo que aprendimos del pasado y decirle: "Padre vuelve a soplar en mi mente para que entre tu palabra gloriosa, no importa lo que me han dicho, yo la voy a confesar, tardaré veinte, tardaré cincuenta, pero a la larga la victoria será mía".
¿Por qué estuvo Goliat cuarenta días al frente de Israel? y decía el gigante: "Si hay uno que venga y pelee", cuarenta días; ¿por qué no iba Goliat y los mataba a todos? era más fácil. Si Goliat era tan fuerte en vez de gritar cuarenta días le hubiese dicho: "¿Hay alguno de ustedes que quiera pelear? ¡Peleemos!. ¿Por qué cuarenta días?, porque eso es lo que el diablo te quiere hacer, soltarte miedo, "¡Miedosa, miedosa!". Prendés la tele en donde hablan de "los miedos"; abrís el diario: "Una persona con miedo se infartó", salís y te viene una amiga, "¡Me agarró ataque de pánico y me dijo el doctor que no se cura!", ¿Cuántos pasaron por esas cosas raras?
Te acostás a la noche y escuchás un ruido; y venís acá a la reunión y te toca la de al lado y te dice: "Orá por mí que estoy muerta de miedo"; y después viene alguien y dice "Tuve una visión con vos ¡cuidáte!, no te cuento más nada, cuidáte! ¿tenés seguro médico?, no quiero atemorizarte ¿hiciste testamento? Hacélo!, sino todo entra en sucesión, ahorrále a tus hijos una desgracia! no te digo más nada". ¿A cuántos les pasó eso extraño?, el enemigo te sopla, pero ¿vos qué tenés que hacer? ¡Que te sople el Señor! "Todo lo puedo en Cristo"!. Prendés la tele y escuchás noticias feas, decí: "¡Todo lo puedo en Cristo" ¡y venga quien venga a decirte que tiene miedo!; pero vos "todo lo podés en Cristo". Porque a mí no me sopla lo malo, ¡a mí me sopla la palabra de fe!.
Muchas veces tenemos el permiso de Dios pero no el permiso de nuestra mente. Por eso hay gente que viene a las reuniones y escucha "Levantá la mano, decí: todo lo puedo", y dicen: "¡Qué extraña esta iglesia! de donde yo vengo me decían: ¡basura, húndete! pero acá no". ¿Sabes qué te pasa? acá te empezó a soplar el Señor, porque si no te diste cuenta él tuvo la victoria en la cruz para que nosotros tengamos el triunfo.
¡Nosotros paseamos con el enemigo atado, vencido, por la ciudad y decimos: "Esto lo logró nuestro rey en la cruz del calvario; y el pueblo celebra prosperidad, celebra victoria, unión familiar, porque estamos en la época del triunfo!".
No me importa lo que diga la gente, yo voy a hablar palabra de fe ¿hasta cuándo?, hasta que se cumpla, ¿y si no se cumple? (porque hay que pisar la tierra), mientras la pise, yo hablo la palabra de fe porque es preciosa la palabra para mí.
Pablo dijo: "En una carrera todos corren pero uno se lleva el premio". Estamos de acuerdo ahí; pero me gusta lo que dice Pablo después: "Corran de tal manera que ustedes se queden con el premio", algunos dicen: "Lo importante no es ganar, lo importante es correr". ¡No! ¡no!, Pablo dijo: Todos corren pero uno gana, tenés que tener ganas de ganar en las finanzas, de ganar en tu familia, en tu salud, en tu trabajo, de ganar a la gente, de ganar un avivamiento, Pablo dijo : "Todos corren, pero nosotros vamos a tener el premio".
No me importa nada, pelearé por mi cosecha.
Asociamos a los demonios con brujería, pero son demonios insignificantes. Los verdaderos demonios te atacan en tu cosecha, porque el diablo te deja sembrar y vos decís: "¡Qué victoria!", y vos ves la semilla crecer y decís: "¡Qué victoria!" pero cuando vas a tomar no te deja, porque te roba la cosecha. Si vos sembraste para cien y cosechaste setenta, el diablo te robó treinta y vos tenés que pelear por todo lo que sembraste. "Bueno, pero coseché setenta"; sí, pero el treinta que te robó era el mejor.
En Misiones había más de dos mil personas y le dije a los pastores de allá: "Vamos a reclamar los dos mil para el Señor", porque no nos sirve de nada hacer un evento, qué lindo, la gobernadora, los medios, dos mil personas, les hablamos del Señor con todo, y después perdemos los dos mil. Porque la batalla sigue después de la siembra. Cuánta gente en nuestro país conoció al Señor e hicieron la oración de fe y se perdieron porque nadie peleó por esas personas. Cuando vos invitás a un amigo a este lugar para que reciba al Señor y la persona pasa, recibe al Señor, levanta las manos, conoce a Dios, pero después el enemigo te lo roba. No, no, ese amigo tuyo es tu cosecha, llamálo, seguílo, orále, no dejes que el enemigo te lo robe, porque ese amigo, amiga, lo trajiste para que conozca al Señor y Dios lo bendijo. No vamos a dejar que el enemigo nos robe nada ni nadie. Nuestros hijos son del reino, nuestras finanzas son del reino, nuestros amigos son del reino y Argentina es del reino del Señor. ¿Y sabes cómo hace el diablo para robarte la cosecha?, te manda gente "ladrones de cosecha".
Jesús dijo:" El que deje casa, padre, amigos, yo le daré cien veces más" ¿cuántas veces?, le daré cien veces más con persecución, o sea cuando vos sembrás algo para el Señor, el Señor te da cien veces más con persecución. ¡Qué bueno! el Señor nos avivó antes de tiempo. Hermano cuando coseches te van a perseguir envidiosos, cien cosechas, cien envidiosos, treinta cosechas, treinta envidiosos. Por cada cosecha te va a venir un envidioso y te vas a dar cuenta porque te va a querer robar, sacar, y vamos a pelear por la cosecha, no vamos a dejar que nos saque nada, si vos sembraste en tu casa, tu casa tus hijos, tus padres, tus tíos, tus abuelos, tus nietos y bisnietos son cosecha del Señor. Y si vos sembraste en tu trabajo, vos sos el rey de tu trabajo, no nos va a sacar nada y si ofrendamos y pactamos con el Señor, no vamos a dejar que nos roben nada de la cosecha, porque toda la cosecha la vamos a tomar y la vamos a disfrutar.
"Diga el débil fuerte soy" La palabra débil quiere decir "discapacitado", diga el discapacitado "¡Pobrecito de mí, es dura la vida y es difícil!. ¡No!, dijo Pablo: "Diga el discapacitado fuerte soy". ¿Cómo estás? Fuerte. ¿Cómo está tu salud? Fuerte. Cuanto más enferma estés, más fuerte, decí "¡Fuerte!". Acá el Señor dice: "Diga el débil fuerte soy". ¿Cómo están tus emociones? Fuertes. ¿Cómo está tu trabajo? Fuerte.
La palabra fuerte quiere decir "Poderoso, valiente, gigante, y el que camina con orgullo detrás de Dios". ¿Cómo estás? orgulloso caminando detrás del Señor. Esa es la gente de fe.
No me importa, no importa todo lo que perdimos, vamos por cosas más grandes. Dice Pablo: "Yo era judío, yo era fariseo, yo estudié con Gamaliel". Pablo hablaba tres idiomas, tenía tres doctorados, Pablo era un genio, sabía la ley, el Antiguo Testamento de memoria. Pablo dice: "Todo eso que yo logré era para mí ganancia, pero ahora lo estimo como pérdida para ganar a Jesús". Todos tus logros del pasado tenés que aprender a perderlos para ir por algo mejor. Tenés que aprender a soltar lo bueno de tu ayer para ir por lo mejor de tu mañana. ¿Saben por qué hay gente que no gana lo mejor? porque no suelta lo bueno del ayer, no suelta los éxitos del pasado. No soltás cómo Dios te usó en el ayer, lo que aprendiste ayer. Pablo dijo: "Todo eso era para mí ganancia, pero ahora yo lo solté" porque cuando vos declarás que tu presente es magnífico y que tu futuro no es mejor, vos estás muerto, porque Dios te va a pedir todos tus éxitos. Que aprendas a perderlos para ir por algo más grande. Hay gente que no quiso soltar.
Le decía a un pastor: "Tenés que abrir reuniones todos los días, tenés que levantar sesenta o setenta pastores como hicimos acá". Era de otra iglesia este pastor. Yo le dije: tenés que dejar de dirigir la alabanza, de pasar la ofrenda, hacer el llamado, limpiar y barrer, y me dice: "Pero a mí me gusta", vos tenés que aprender a perder eso para que agarres algo todavía mejor.
Hay gente que hasta que no suelta, no puede tomar, y Dios nos va a pedir en estos meses que nos restan, que soltemos grandes éxitos para ir por cosas más grandes.
Ahí estaba el rey Joás, se enteró que Eliseo, la voz profética de la ciudad, estaba enfermo y dice que cuando llegó dijo: "Padre mío, Padre mío", se puso a llorar cuando lo vio débil, anciano, dijo: "Padre mío, carro de Israel", le estaba diciendo el Señor está con vos, Eliseo, el Señor está con vos, ese hombre estaba llorando, dejó de llorar y declaró que Dios estaba ahí. Vos tenés que dejar la emoción y saltar a la declaración. Y dice que cuando estaba diciendo: "Dios está con vos", el viejo se levantó de la cama y le dijo: "Traé unas flechas y un arco"; el hombre trajo el arco y las flechas, abrió la ventana al oriente, que era por donde el enemigo iba a atacar, porque Dios va a hacer que mires a los ojos a tu dolor, a tu problema, a tu conflicto, Dios te va abrir la ventana para que enfrentes y resuelvas tus dificultades. Y le dijo: "Tirá una flecha", y tiró una flecha y cuando soltó una flecha le dijo: "Así como la flecha voló, así la victoria está sobre tu vida", entonces enseguida lo miró y le dijo: "Tirá ahora hacia abajo, a la tierra" y agarró el arco y tiró una flecha, tiró otra flecha y tiró otra flecha y se detuvo, se paró, ¿por qué se paró? habrá dicho: ¿qué me está haciendo hacer el viejito? ¡está loco!, ya tiré la flecha, tiré tres!. Y se paró y Eliseo se enojó y le dijo: "Tres veces, tiraste tres veces, si hubieses tirado diez, diez victorias, tiraste tres, tres victorias". Porque el límite al obrar de Dios no lo pone Dios, lo ponemos nosotros. ¿Cuántas veces vas a tirar flechas? ¿Cuántas veces vas a decir no me importa?, sigo golpeando. Tal vez Joás se paró porque se cansó, tal vez porque se sintió ridículo, no sabemos por qué, pero se detuvo y Eliseo le dijo: "Te detuviste".
El Señor me dijo: "¡Sabes qué significa eso Bernardo? que la batalla se gana en la habitación secreta". Estaban Joás y Eliseo, ésta es la habitación del Señor, acá se ganan las batallas, la batalla no la ganás afuera, vos la ganás acá, de acuerdo a cuántas flechas vos tires a tu tierra, a tu círculo, a tu mundo, yo sé cuántas voy a tirar para más, pero yo no puedo tirar por vos. Eliseo no le dijo dame el arco, una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, andáte, diez victorias. No es "llame ya", le dijo tu victoria es tuya, yo te voy a enseñar cómo, pero el que va a tirar la flecha sos vos, yo te suelto la palabra pero el que va a tener la victoria en tu vida sos vos.
¡Y lo que hoy te dice el Señor es que aprendas a seguir golpeando, a que sigas tirando, a que no bajes los brazos!. El enemigo es grande pero en el lugar secreto se tejen las más grandes victorias, no importa tu presente ni lo que te dijeron , no importa lo que pasó, no importa nada, lo que importa es que el Señor está aquí, lo que importa es que vamos a seguir peleando, que vamos a seguir hablando la palabra de fe. Lo que importa es que vamos a seguir aquí adorando, lo que importa es que vamos a seguir aquí declarando victoria, que vamos a seguir peleando por nuestra cosecha, lo que importa es que vamos a dejar lo bueno porque vamos a agarrar algo mejor, lo que importa es que el Señor nos respalda, que todo lo que hagamos nos saldrá bien, eso es lo que importa.
Dice que cuando tiró las tres flechas, el viejito Eliseo le dijo "¿Por qué te detuviste?"
Hoy traje esta palabra de fe iglesia: ¡No nos detengamos!
Yo hoy te digo de parte del Señor: ¡No dejes de golpear! cuando vos venís acá a las reuniones, vos venís a golpear tu tierra, venís a disparar tu palabra de fe, yo sé que te detuviste. No importa la edad, acá tenemos gente de más de ochenta años, pero siguen disparando, siguen batallando, porque esa gente es útil para el Señor. Traemos a nuestros niños, nuestros pre-adolescentes para que aprendan a disparar, para que no se rindan, lo malo no importa, vamos a seguir adelante. ¿Saben por qué Eliseo se enojó?, porque Eliseo no quería darle sólo la victoria, quería darle la unción, porque el viejo ya se iba, tenía la doble unción de Elías, le iba a dar cuatro veces la unción, y Joás no calificó.
Yo quiero decirte que para las cosas grandes, Dios te va a tomar examen, y el examen se llama "Hasta dónde aguantás". El examen no es ¿cómo se llamaban los leprosos?, ¿dónde queda Galilea?, ¡No, no, no!, el examen es "Dime cuánto aguantás", si aguantás tres golpes no estás calificado, pero si seguís adelante, aunque tu casa sea un desastre, te echaron del trabajo, seguí adelante, la enfermedad se me empeoró, seguí adelante, porque si Dios te aprueba Dios te va a dar cuatro veces más la unción. ¿Sabes qué pasó?, el rey no aprobó y Eliseo se murió y lo llevaron a la tumba. Un día tiraron un cadáver arriba de sus huesos, cuando el cadáver cayó, resucitó, porque si Dios no aprueba a los que eligió para darle la cuádruple unción, se la va a dar a los ilustres desconocidos, pero alguien se la va a llevar. Yo no quiero que nadie se lleve lo que Dios preparó para mí, y nadie se tiene que llevar lo que Dios preparó con tu nombre. Seguí golpeando, levantá tu mano de victoria. Cada vez que levantás tu mano estás golpeando, cada vez que alabamos estamos golpeando, cuando venimos a las reuniones estamos golpeando, cada vez que celebramos estamos golpeando, cada vez que hablamos la Palabra estamos golpeando, y cada vez que gritamos estamos golpeando.
Yo declaro sobre los que han venido a la reunión, que los meses siguientes serán meses de muros rotos, serán límites quebrados, alambres de púa se rompen, y caminaremos sin límites. Yo declaro, que el enemigo cuando venga, llegará vencido porque hoy tu pueblo declara que ya no importa más nada, sino que tú estás con nosotros. Hoy declaramos "Fuerte somos", y declaramos victoria, recuperamos lo perdido y declaramos gozo y triunfo en nuestra casa. Amén.

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