sábado, 30 de junio de 2012

Soy una mujer rencorosa... por Alejandra Stamateas


Marcos 15:37
«Entonces Jesús, lanzando un fuerte grito, expiró.
La cortina del santuario del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.
Y el centurión, que estaba frente a Jesús, al oír el grito y ver cómo murió, dijo: --¡Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios!»
El rencor es un resentimiento que dura a lo largo del tiempo; es causado por un daño que sufrís. Te aferrás a ese dolor en forma obsesiva y obstinada; todo el día por muchos años pensando en eso. Aparece como un aguijón que no te lo podés sacar de la cabeza; también para la persona que te hizo el daño. El rencor aparece por problemas o circunstancias inesperadas e indeseadas: una pareja nos fue infiel; esa amiga nos robó el dinero que le hemos prestado; ese jefe iba a poner a otra persona en nuestro lugar en vez de darnos el ascenso a nosotras; nuestros hijos no iban a estar con nosotras cuando los necesitábamos. Son cosas inesperadas e indeseadas. Entonces estamos todo el día pensando en esa situación, tal vez durante muchos años tratando de descubrir por qué lo hicieron, por qué me pasó a mí, por qué dejé que eso me pasara, cómo puedo vengarme; tal vez esperando que al otro le vaya mal por el daño que nos causó.
¿Por qué reaccionamos con rencor?
1) Porque asumimos que lo que nos pasó, nos pasa solo a nosotras
Asumimos que eso que nos pasó, eso que no queríamos, eso que no deseábamos, nos pasó solamente a nosotras. ¿Creías sos la única a la que el marido le fue infiel? Uno vive las situaciones de esa manera: el mundo contra mí. No vamos a decir "mal de muchos, consuelo de tontos", no es eso; pero necesitás saber que estás en el mundo y que te pueden pasar las cosas que le pasa a mucha gente, que no estás exenta de vivir ese tipo de cosas. A veces creemos que estamos exentas de ciertas cosas... ¡y las cosas pasan en la vida! Porque te robaron pensás "todos los ladrones vienen a mí, soy la única tonta a la que le pasa esto, a nadie más le pasa", y es peor el castigo que te hacés; la angustia que tenés cuando creés que eso te pasa solo a vos. Pero cuando descubrís que también y le pasa a un montón de gente, eso te calma. No te calma porque le pasó al otro, sino por saber que no es que el mundo está en contra tuyo, sino que hay cosas que nos pasan a todos...
Hay cosas que nos pasan a todos.
2) Porque creemos que la causa de nuestro dolor está afuera
Si creo que la causa está afuera, si creo que es el otro el que me dañó, la solución la busco afuera; y en realidad la solución la tengo que buscar adentro. Sigo guardando rencor por años, meses, pensando que la solución tiene que venir de esa persona que me dañó, cuando en realidad la solución tiene que venir de adentro. Y nos vamos preguntando "¿por qué esa persona me hizo eso?, ¿por qué a mí?, ¿por qué justo me lo vino a hacer a mí, si era mi amiga?", "¿por qué me traicionó de esa manera, si era mi marido?"; "si los eduqué tan bien a mis hijos... ¿por qué me hicieron esto?". Y nos empezamos a preguntar y a tratar de encontrar la razón, por qué el otro actuó así. Es un circulo vicioso, porque nunca vas a saber la verdadera razón; nunca sabemos ralamente por qué la otra persona actuó como actuó; ¡hay muchas razones! Hay muchas razones por las cuales tu marido te fue infiel; hay muchas razones por la cuales tu hijo no te quiere hablar por teléfono; hay muchas razones por la cuales tu jefe puso a otro en tu lugar; hay muchas razones... no hay una. Y si seguimos preguntando, tratando de buscar la verdad para aclarar todo, nos vamos a volver locas; porque razones hay muchísimas.
3) Porque cedemos nuestro poder
Nunca cedas tu poder. Cuando alguien me hizo algo que yo no esperaba, no deseaba, y yo digo "esa persona me arruinó la vida, me destruyó, yo estoy así porque esa persona me hizo daño", en ese momento me pongo en posición de víctima, y le otorgo un poder superior a la persona que me dañó. Vos misma levantaste a esa persona a un nivel superior al tuyo, a un nivel intelectual, espiritual, superior al tuyo. Vos misma hiciste de esa persona un ídolo, porque todo los días pensás en esa persona, en lo que te hizo, y que esa persona fue más fuerte que vos para destruir tu vida. Por eso cada vez que te ponés en posición de victima decís "por qué, por qué, por qué"; en ese mismo momento levantás al otro a un lugar superior, y el otro siempre es mejor que vos, siempre le va mejor que a vos, siempre va a tener más dinero que vos, siempre las cosas le van a salir bien; no porque se las merezca sino porque vos lo pusiste en un nivel superior.
Ese sufrimiento se torna en un vacío sin fin porque quedás apegada a esa persona; vos sos la pobre tipa que fuiste engañada, maltratada, ninguneada, que te robaron; sos la pobre tipa a la que le hicieron de todo, porque el otro tiene el poder. Tenés que terminar reconociéndolo: "el otro es más inteligente porque me lo hizo a mí, es más fuerte porque me lo hizo a mí, el otro tiene más amigos porque lo pudo hacer conmigo, el otro es más canchero porque lo pudo hacer conmigo". ¡Vos sos la que le estás otorgando poder porque te pusiste en un escalón inferior! No tenés que quedarte apegada a esa persona.
4) Porque trataste de hacer cumplir reglas que no se pueden cumplir
¿Qué es una regla? Es una expectativa que tenés hacia una persona sobre cómo tiene que actuar, cómo tiene que pensar y cómo tiene que vivir. Por ejemplo vos decís "yo no quiero que mi marido se emborrache, no quiero que mi marido se alcoholice, no quiero que tome más"; esa es tu expectativa, tu regla. La regla dice "mi marido no se tiene que emborrachar", y tu marido cada vez que viene del trabajo se emborracha, y a vos te genera bronca y frustración porque está quebrando una regla que vos tenés en mente. La pregunta es: esa regla, ¿está en la cabeza de él? No, porque sino no lo haría. Él tiene otra regla en su cabeza, otra expectativa. Por eso hay tantos problemas de comunicación, porque yo tengo una expectativa y el otro tiene otra expectativa de lo que quiere para su vida. Cuando yo lo quiero obligar a cumplir esa regla y el otro no la cumple, yo me siento frustrada. Y después decimos: "¿por qué me lo hizo?, por qué se sigue emborrachando?, no me ama, no me quiere... ¿por qué me pasa esto a mí?, ¿por qué me vengo a casar con un hombre alcohólico?". El otro está transgrediendo una regla que vos te impusiste.
¿Cuáles son las reglas mentales más comunes? "Mis hijos deberían llamarme por teléfono siempre", "mis hijos deberían mantenerme todos los meses", "la dueña de la casa me tendría que renovar el contrato de alquiler", "mi jefe me tendría que llamar a mí para ese puesto", "mi marido siempre me tendría que ser fiel", "mi marido siempre tendría que estar atento a lo que yo necesito", "es mi marido el que me tiene que decir cómo se maneja esta casa". ¿Cuáles son las reglas que hay en tu mente que tal vez no coincidan con las reglas que tiene la otra persona?
Cuando el otro nos falló, cuando vos decís "mi marido no me va a ser infiel nunca" y de pronto tu marido te fue infiel, a vos te genera una bronca, un rencor y un odio que no lo podés soportar. Necesitás darte cuenta que el otro actuó con su propia regla y no pudo cumplir con tu propia regla; que la regla tuya era una expectativa y él no la pudo cumplir, sencillamente porque no era su expectativa. "¿Pero cómo hago entonces?, si yo todo el día le estoy poniendo reglas a todo el mundo". Sentís que nadie te obedece en nada. Vos decís algo y nadie te hace caso, porque cada uno de nosotros hacemos nuestra vida, cada una de nosotras hacemos lo que queremos. Dios nos dio libertad, libre albedrío, nosotros podemos elegir. Pero hay gente que quiere elegir una cosa y hay gente que quiere elegir otra, y yo no me puedo meter en la vida de otra persona.
"¿Por qué me lo hizo? ¿Por qué no me fue fiel? ¿Por qué no podemos tener una familia como yo quería? ¿Por qué me bajaron el sueldo? ¿Por qué si yo fui buena no me dieron lo que me merecía? ¿Por qué si yo estoy siempre dando cosas a los demás, Dios no me da a mí lo que quiero?". Las reglas de pronto en tu vida se ven quebrantadas; a veces seguimos manteniéndolas, y más frustración viene a nuestra vida. No estoy hablando de principios de vida, sino de reglas mentales, que es otra cosa.
¿Cómo salgo de ese rencor que no me deja vivir...?
1) Tengo que identificar esa regla que estoy defendiendo
¿Cual la regla que estás defendiendo y que el otro quebrantó?, ¿qué estabas esperando del otro y el otro no lo cumplió? Es una pregunta importante: ¿qué estabas esperando que el otro te diera y no pudo cumplir, porque su regla era diferente? "Yo pensé que me ibas a amar toda la vida", y el otro no tenía ese pensamiento; "yo buscaba un hombre que me amara, un hombre que me cuidara", y el otro no venía con esa expectativa. ¿Cuál es tu regla mental? Identificá cuál es la regla, qué hay detrás de eso. Cuando tus hijos hacen lo que quieren, ¿cuál es la regla que vos tenés?, para mí ¿cómo se debe comportar mi hijo? "Y«o quiero que mi hijo llegue a las nueve de la noche a casa", y cada vez que ponés esa regla estricta, tu hijo llega a las doce, y vos te sentís frustrada porque le dijiste a las nueve y no cumplió con tu expectativa.
2) Tengo que desafiar esa regla
¿Qué es desafiar? En lugar de exigir algo, lo que tengo que hacer es cambiarlo por un "espero" o "me gustaría que", "yo espero de vos esto, que actúes de esta manera", o "la verdad que me gustaría que mis hijos actuaran de esta manera", "a mí me gustaría que actuaras de esta manera hija". Es importante decir; cuando yo le digo mi deseo a los demás -"yo deseo que formemos esta pareja y que nunca me tengas que ser infiel, ese es mi deseo"-, cuando yo deseo algo, al desearlo inmediatamente entiendo que tal vez no lo obtenga, pero no es una regla: "esto tiene que ser así", sino que es un deseo: "yo desearía de todo corazón que nuestra pareja funcionara", "yo deseo de todo corazón que me den ese puesto en mi trabajo". Puede ser o puede no ser. "Yo deseo de todo corazón que mi hijo me llame por teléfono todos los viernes para preguntarme cómo me fue en la semana". Lo deseo; puede ser que me llame o puede ser que no me llame. "Yo deseo que mi amiga sea honesta conmigo, que nunca tenga necesidad de robarme"; puede ser que lo haga o puede ser que en algún momento se le vuelen los pájaros y me robe; yo voy a cuidarme, lógicamente. Pero nunca voy a esperar que el otro sea perfecto, que tenga mis mismas expectativas, porque cada uno cumple con sus propias reglas.
La gente que está al lado tuyo tiene expectativas diferentes
y cuando vos sos rígida con los demás sos rígida con vos misma.
Al ser rígida con vos y con los demás, cuando el otro quiebra tu expectativa sentís una gran frustración y bronca, sentís rencor y querés vengarte, porque estás atada a esa bronca que no te deja respirar, no te deja vivir. Estás todo el tiempo pensando en cómo vengarte, cómo vas a salir de esa situación, pensando y pensando por qué te lo hizo.
Tengo que saber cuál es mi meta original; si yo digo "mi meta original es tener una familia feliz", pero en el camino de la vida falleció un hijo mío -y tenemos muchas mamás que pasaron por esa situación- tengo que volver a recordar mi meta original, porque me paso algo que no quería, que no deseaba, que no estaba en mis planes de familia feliz, que le pasa a un montón de gente lamentablemente en nuestro país; y ahora te pasó a vos también. ¿Cuál es la regla estricta en ese caso? "A mí no me puede pasar eso"... ¿por qué no?, ¿si le pasa a todo el mundo? "A mí no me va a pasar"; mejor dicho: "yo deseo que no me pase, ese es mi anhelo, es mi petición a Dios, deseo que no me pase; pero si me pasó, si viví una situación de tal dolor como perder un hijo, me recuerdo la meta original: tener una familia feliz". Entonces tengo que ir en busca de mi meta original, volver al camino de tener una familia feliz. Porque este dolor me ató, me encerró, y yo ya no sé lo que es la felicidad; tengo que volver a lo que me motivaba antes. "Sí Alejandra, pero sin mi hijo no puedo..." ¡se puede!, porque ahora no estoy bajo una regla estricta. ¡Se puede! "Vamos a volver a construir lo que podamos en esta familia, pero vamos a tratar de volver a construir entre todos la felicidad; no nos vamos a hundir; todos tenemos que volver a construir felicidad". Vos decías "yo quiero un hombre que me sea fiel para siempre" y de pronto tu marido te fue infiel; ¿cuál era tu meta original? "Un hombre fiel", ese no es el único hombre que hay en el mundo; tal vez sí sea ese mismo, si lo perdonaste y te es fiel de por vida; o tal vez encuentres otro hombre que cumpla con esa idea original -"yo quiero tener una pareja que no me engañe"-. Puede ser que sí o puede ser que no.
Cuando te pasa algo así, cuando alguien hace en tu vida algo inesperado que vos no deseabas, lo primero que tenés que ver es cuál es tu reacción; lo primero que tenés que ver es: ¿qué conclusión vos estás extrayendo de vos misma? ¿Qué conclusión? Esto es muy importante. A vos te pasó algo negativo, algo malo, algo que no esperabas; la conclusión que estás extrayendo acerca de vos misma en esta situación va a definir lo que hagas: si vas a guardar rencor o si vas a perdonar y ser libre para seguir adelante. ¿Qué te estás diciendo? "Me pasó porque soy una tonta", "me pasó porque soy ignorante", "me pasó porque fui muy ingenua", "me pasó porque no soy buena mujer", "me pasó porque como mamá soy un desastre", "me pasó porque no obedecí", "me pasó porque Dios me castigó". Esas conclusiones son las que te van a ayudar a salir adelante y tener libertad, o por el ontrario te van a enterrar en ese odio y rencor. Tenés que evaluar qué conclusiones sacás cuando en la vida tenés fracasos o frustraciones: si la mala sos vos, o pensás que las cosas pasan en la vida y lo importante no es lo que me pasó sino lo que voy a hacer al respecto. Ver la victoria, la gloria y el milagro que Dios me va a mostrar con todo lo que viví hasta ahora.
En la antigüedad cuando se sufría un gran dolor, lo que se hacía era rasgarse las vestiduras: se ponían cenizas, hacían ayunos prolongados, porque estaban pasando por un dolor grande. El rasgarse las vestiduras quería decir que eso no se arregla más, "esto que me pasó es el peor desastre de mi vida". Y eso es lo que hacemos muchas veces las mujeres cuando tenemos rencor: nos rasgamos las vestiduras. Decían "de esta no voy a salir; no voy a tener otra oportunidad en mi vida; lo que me pasó es único; soy la única victima de esta circunstancia; no voy a poder vivir más como vivía antes". Eso es lo que le pasa a una mujer rencorosa: se rasga las vestiduras con su queja todo los días. Tal vez a vos te esté pasando; todos los días recordás lo que te hizo "y qué desgraciado, y cómo me usó, y cómo me maltrató, y cómo me sacó la plata, y cómo me mintió", y todos los días te rasgás las vestiduras diciendo "por qué a mí, por qué me tuvo que pasar, por qué fui tan tonta, que me hicieron esto", y todos los días te transformás en una víctima.
Para poder salir del rencor tenés que pasar de ser víctima a ser héroe.
Tenés que transformarte en una mujer héroe. Dejar eso atrás, "lo acepto pero sigo adelante". No rasgues más tus vestiduras, porque Dios te ha prometido un presente y un futuro de gloria. Si vos seguís rasgándote las vestiduras vos no estás permitiendo que Dios haga su obra en ese hecho que te pasó, porque Dios quiere obrar, Dios quiere ver algo en nosotras, Dios quiere hacer algo en nosotras. "Ya está; pasó, acepto que me pasó, le pasa a un montón de gente y yo tengo que aprender algo de esto, sacar mis propias conclusiones; Dios tiene que hacer un trabajo en mí". Si vos seguís rasgándote las vestiduras, quejándote todo el día, buscando la manera de vengarte, tratando de ver donde está él para ver si le está yendo bien o le está yendo mal, y deseándole que le vaya mal "¡lo quiero ver destruido por todo lo que me hizo!", seguís rasgándote las vestiduras. Y el Señor quiere obrar en medio de tu vida; el Señor quiere obrar en tu madurez, quiere que saques esa sabiduría oculta que hay dentro tuyo. Pero no podés hacerlo mientras sigas rasgándote las vestiduras, mientras sigas poniéndote en el lugar de víctima. Vos tenés que hacer un cambio hoy, una mutación, transformarte de víctima en héroe, héroe de tu propia historia de vida. Cuando le cuentes a tus hijos, no contarlo con angustia y con un espíritu de derrota, sino contándole la victoria que mamá tuvo.
Pablo decía "estoy atribulado pero no me rasgo las vestiduras; estoy en apuros pero no me rasgo las vestiduras", y todas tenemos que decir de esa manera: "yo sé que me trataron mal, que fueron injustos, que no me dieron lo que quería, que quebrantaron mis reglas; pero no me voy a rasgar las vestiduras; voy a transformarme en la heroína de mi propia historia de vida"
Podes estar pasando por lo peor pero no te vas a morir.
Todo en la vida tiene fecha de vencimiento; una lata de tomate tiene fecha de vencimiento, un medicamento, una pintura, un certificado. Tenés que ponerle fecha de vencimiento a tu dolor; ¡basta, ya está! ¿Cuantos años vas a arrastrar ese rencor?, ¿cuánto tiempo vas a estar llevando el muerto sobre tus hombros?, ¿cuánto tiempo? Ponete fecha de vencimiento y sé firme; decí: "esto no me puede pasar, este año no puede pasar de este mes, yo no puedo estar recordando todo el tiempo lo que me hizo, no puedo estar pensando como fue que me pasó". Por eso hay tanta gente enferma, por eso hay tantas mujeres enfermas: porque el rencor te termina enfermando a vos, no al otro. El otro tal vez ni se dio cuenta que te lastimó, y hasta se está riendo y la está pasando bárbaro; vos lo pusiste en un lugar superior. La que se enferma sos vos, porque el rencor te hace mal internamente y externamente; tenés que ponerle fecha de vencimiento a tu dolor, a tu queja, a tu rencor: "a partir de hoy no hablo más del tema". Te lo vuelvo a decir: no hables más del tema con nadie; dejá de darle vueltas y vueltas a ese rencor, porque ya todo el mundo te dijo lo que tenías que hacer, pero vos seguís con ese dolor... ¡basta de darle vueltas, ya basta! La solución va a venir de nuestro Dios.

Llámate a silencio; ya hablaste por muchos años. No es que ahora te vas a morir porque te calles; ya le contaste a todo el mundo, y vos no escuches más cuando alguien te viene con la misma historia... "no me lo cuentes más, me hartaste". Ponele un límite, "me hartaste", "ah, ¿no me querés escuchar?", "¡no!". Vos también ponele un límite a la otra, que siempre viene con su espíritu de victima a contarte que los hijos la maltrataron, que la pareja le dijo tal cosa; vos ya le dijiste "hacé la denuncia", y no lo hace... basta con la misma cantinela, ¡cortala nena!
Dijo David: "el hombre bendecido es como un árbol que da fruto a su tiempo". Que hoy no estés dando fruto no quiere decir que no vas a dar fruto mañana, porque tal vez no estás en el tiempo de dar fruto. Pero vos sí que vas a dar fruto; entonces no te quedes encerrada en un tu rencor, no te quedes en esa etapa. Alguien dijo: "uno no puede de qué habla un libro de acuerdo al capítulo en el que está"; no podés saber cuando es un libro, si solo leíste un capítulo. Tal vez es el capítulo donde mataban a uno de los protagonistas, pero cuando terminaste de leer el libro la historia cambia; ahí podés analizar cómo estuvo el libro, qué te provocó, qué te pareció. No analices tu vida porque hoy no estás dando fruto; no analices tu vida porque las cosas no fueron creciendo; vos analizá tu vida sabiendo -como dijo David- que sos como un árbol, que da su fruto a su tiempo. Dentro de poco te van a ver a dar fruto, van a ver resultados en tu vida; dentro de poco te van a ver bendecida, dentro de poco te van a ver disfrutando de la bendición
¿Y por qué yo sé que vas a dar fruto? Porque te vas a desatar del rencor, no vas a hablar más del tema. Ya lo hablaste muchos años y hablar te sirvió al principio, para sanarte, para gastar tu dolor; pero después, cuando lo seguís repitiendo, es porque estás atada, por eso hay gente que hizo sanidad interior y sigue con los mismos problemas, porque siguen revolviendo en lo mismo. Sos vos la que te metés, seguís levantando al otro y te seguís hundiendo. "El otro se volvió a casar... no veo la hora de que a esa le sea infiel como a mí"...¡qué te importa la vida del otro!, ¡desatate, despréndete de la vida del otro! Que seas feliz, si vos tenés al Señor en tu vida y Dios va a hacer que des fruto dentro de poco.
Y vas a volver a dar fruto como antes de que te pasara eso, ese dolor, eso inesperado e indeseado; vas a volver a dar fruto, te lo puedo asegurar. Lo que hace que el árbol vuelva a tener fruto es que tiene raíces; y vos tenés raíces en la Palabra de Dios; por eso Dios te está mirando, y sabe que dentro de poco vas a volver a dar fruto.
Debajo de la tierra el árbol tiene raíces.
Lo que gobierna al árbol son sus raíces, no sus ramas...
¿Cómo interpretaste esa situación que te pasó? ¿Sabés cómo la tenés que interpretar para que se te vaya de una vez por todas ese rencor? Preguntate: "¿qué es lo que Dios dice de mí?" Porque de eso va a depender que te salgas del rencor o no; si vos todavía estás escuchando las voces del que te fue infiel, del que te traicionó, de que tus hijos no te dan lo que querés, de que tu jefe no te dio el puesto, de que tu mamá nunca te reconoció ni te dio amor, de que tu papá te dijo que como mujer no servías... si todavía estás escuchando esas voces, no estás escuchando lo que Dios habla de vos.
Te puedo asegurar que lo que Dios cree de vos es bien diferente, es bien distinto. Cuando Dios habla de vos se le llena la boca, se le cae la baba de hablar de tu vida, porque has sido fuerte, porque has sido valiente, porque has sido perseverante, porque lo buscaste en momentos buenos y en momentos de dificultad, porque siempre estuviste a su lado. Él habla bien de tu vida.
Si vos tuvieras que hablar bien de vos, ¿con qué palabras podrías definirte? De acuerdo a todo lo que viviste en tu vida, date una buena definición... Eso mismo, todo lo bueno piensa Dios de vos; y aun más, porque los pensamientos de Dios se van multiplicando. Lo bueno que vos podés pensar de vos misma, es lo que Dios piensa de vos, es lo que recogiste de aquello que te dañaron. Aunque era injusto, aunque no lo querías, o vos no te lo merecías, o aun si te lo merecieras, ¿qué crees que Dios habla de vos? Cuando se junta con los ángeles, y dice "hoy les voy a contar algo de mi hija... Laura", "de mi hija Margarita", "de mi hija Cristina", "hoy les voy a contar algo: ustedes saben ellas pasaron por esto, y por esto, y por esto otro; ella es una luchadora, yo la amo tanto, es una emprendedora, es una creativa, es una mujer alegre, llena de gozo; es una mujer que aunque se cayó se volvió a levantar, es una mujer a la que amo, esa es mi hija, ¡esa es mi hijita y está bendecida por mí!"
Yo enseño siempre de que hablemos, de que hay cosas que tenemos que hablar, porque uno habla y se sana; pero cuando ya seguís revolviendo lo mismo por mucho tiempo, eso te está enfermando, te hace morderte los dientes, te trae bronca adentro, se te hace un nudo en el estomago, se te hace un nudo en la garganta, no podes dormir bien, se te cae el pelo, te sale caspa... Si cada vez hablás más del mismo tema, sos recurrente, ¡llamate a silencio! Dios ya lo sabe; el que lo tiene que saber es Él; ¿para qué sigo preguntando? Dios lo sabe y te ha dado fuerzas para atravesar situaciones difíciles; no sos una víctima, no sos una debilucha, levantate. Deja de levantar a los demás, dejá de otorgarle poder a los otros; empezá a levantarte vos. Si Dios está en mí, si Dios está conmigo, si Dios me dice que le pida, ¿cómo no le voy a pedir? Él me va a dar; no tengo que pedirle a la gente. ¿Para qué tengo que ir a pedirle a la gente si mi Dios es rico, y Él me quiere dar todo? Él quiere llevarse la gloria de que Él me dio lo que yo necesitaba, no la gente.
Había una mujer que tenía una enfermedad y se acercó a Jesús en medio de la multitud, se arrastró y tocó el borde de su manto, y cuando Jesús la vio le dijo: "vete en paz y quedás sana de tu aflicción". ¿Por qué a una mujer con una enfermedad le va a declarar paz?, ¿por qué no le dijo "vete sana" nada más, si ella venía a buscar sanidad? Porque esa mujer tenía la cabeza revolucionada, vivía en aflicción constante, porque ese dolor físico le trajo limitaciones familiares, le trajo limitación espiritual, no podía entrar al templo, le trajo limitación económica porque se había gastado todo en médicos. ¿Qué limitación te trajo el rencor que tenés guardado?, ¿cuáles son las limitaciones? No pudiste volver a hacer una pareja feliz porque creés que todo el mundo va a ser como el anterior; no pudiste confiar nunca más en tus hijos ni abrazarlos, ni amarlos nunca más porque no te dieron lo que vos querías, por esa regla mental estricta que vos tenías; te trajo problemas económicos porque te gastaste todo en abogados para destruirlo. Por eso cuando el Señor la sanó le dijo también "vete en paz, estás libre de la aflicción, estás libre".
Jesús quiere hacerte libre de esa tortura mental,
Jesús quiere hacerte libre de esa aflicción.
Él quiere que vuelvas a brillar, que vuelvas a volar, que vuelvas a retomar tu sueño principal, que vuelvas a lanzarte hacia el éxito. Hoy tal vez después de tanto tiempo no disfrutás; pero hay una raíz que gobierna tu árbol: es la raíz de la Palabra de Dios que hay en tu vida. Él te sustenta, Él te sostiene; ¡sos libre mujer, vete en paz!
Jesús lanzo un grito por vos y por mí, el grito más fuerte que se debe haber escuchado en el mundo. Dice la Biblia que lanzando un fuerte grito expiró, y la cortina del santuario del templo se rasgó en dos, de arriba abajo, se rasgo para siempre. ¿Sabés por qué ya no necesitás más rasgarte las vestiduras? Jesús el día que murió lo hizo por vos; dejá de quejarte, dejá de hablar de eso. Antes de expirar Jesús dijo "consumado es", que quiere decir "ya está todo hecho". Ya está todo resuelto para tu vida; dejá eso, está todo resuelto, hay un camino nuevo que vas a caminar; dejalo, sacatelo de la cabeza. Hay algo glorioso que te está esperando. Él ya quebró el manto, ya no hay que rasgarse las vestiduras ya tenés la victoria en Cristo Jesús. Él está sanando tus pensamientos y tu mente.

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