domingo, 9 de febrero de 2014

Tengo problemas de salud que me quitan las ganas de vivir por Alejandra Stamateas

«Yo por mi parte ya estoy a punto de ser ofrecido como un sacrificio y el tiempo de mi partida ha llegado; he peleado la buena batalla, he terminado la carrera, me he mantenido en la fe. Por lo demás, me espera la corona de justicia que el Señor, el juez justo, me otorgará en aquel día; y no solo a mí sino también a todos los que con amor hayan esperado su venida».

En este párrafo hay tres cosas: peleó; terminó la carrera, y se mantuvo en la fe.
Cuando estamos enfermos parece que nos faltan fuerzas; queremos seguir adelante pero esa enfermedad, ese problema nos detiene. Cuando hablo de enfermedad hablo de cualquier tipo de enfermedad, sea grave o sea un problemita menor, porque la enfermedad molesta. Cualquier cosa que sea: te puede doler un dedo del pie y te molesta; te puede doler una caries y te molesta; podés tener un dolor en el hígado y te molesta; podés tener problemas en el corazón y te molesta también. Cuando estás estreñida te molesta; no es tan grave ¡sin embargo molesta! Cuando viene la enfermedad, el achaque físico, siempre es para molestarnos; y el enemigo nos viene a molestar para que nosotros nos detengamos, porque cuando viene la enfermedad viene con un montón de cosas unidas a ella, que siguen molestando. Tenés que gastar más dinero, tenés que ir al médico, tenés que gastar en remedios, problemas económicos, problemas de tiempo, ya no podés dedicar todo el tiempo a tu sueño; porque estás enferma y tenés que hacer tratamientos, chequeos, estudios, análisis. Y la enfermedad te molesta, te quita las fuerzas. Vos siempre decís: "cuando esté mejor voy a hacer..." O sea, de alguna manera cuando decís "voy a hacer..." es porque ahora te quedaste detenida; la enfermedad te detiene y el enemigo quiere que vos postergues tu sueño y que desistas.
Pero... ¡¡¡No voy a desistir!!!
Hay tres victorias que tenés que tener cuando viene la enfermedad a tu vida:
1) Victoria mental
Dice el pasaje "he peleado la buena batalla". La primer pelea la tenés que ganar en tu mente. Cuando te enfermás tenés que saber hacia dónde te vas a dirigir. Vos podés dirigirte a dos lugares con tu mente: a la muerte o a la vida. Generalmente la gente que se enferma lo primero que piensa es "esta enfermedad me va a deteriorar, me va a hacer vivir mal, me va a matar". La primer fantasía que aparece en la mente cuando tenemos una enfermedad es que se puede agravar y nos puede llevar a la muerte. O sea, vos podés ir hacia la muerte o podes ir hacia la vida.
Dice en Hebreos 12:2 "puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de nuestra fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz". Puso delante Él gozo; Él no puso primero la muerte, o la cruz por delante, sino que puso el gozo delante. ¿Quienes somos el gozo del Señor? Nosotros; somos la alegría de Dios. Tenés que saber qué es lo que vas a poner delante en tu mente. Cuando te enfermás, el enemigo va a ponerte muerte; pero vos tenés que poner por delante vida.
Hay gente que ora con miedo, en lugar de orar con esperanza, ora con miedo... "Ay Señor, que no me enferme, que no me muera". Vos tenés que orar con la esperanza de que estás pasando esta situación, y decir "pero a mí Dios me prometió vida y vida en abundancia"; quiere decir que cuando pases esta enfermedad, tu cuerpo va a quedar espectacular para vivir la vida en abundancia que a Jesús te prometió.
Es como el que ora por prosperidad con miedo. Podés orar por prosperidad con esperanza. ¿Cómo es orar con miedo? "Ay, que no me vaya mal, que no pierda el trabajo... Señor cuidame la plata que tengo; que nadie me la robe", eso es orar con miedo. Pero vos podés orar con fe: "Señor este dinero que todavía no vino -pero que ya me diste en fe- yo sé que lo voy a usar para grandes negocios, y voy a ser una mujer próspera; así que Señor, mostrame el gran negocio y dónde invertir el dinero". Atrevete a orar con fe y no con miedo. Hablale fe a Dios, hablale de tu sueño. Cuando estás enferma hablale a Dios de tu sueño, no de tu enfermedad. Hablale a Dios de tu sueño y de lo que estás haciendo, y de lo que vas a seguir haciendo; porque la enfermedad a vos no te detiene.
Victoria mental es dirigir tu mente hacia la vida, no hacia la muerte
2) Victoria física
Eso se logra cuando seguís adelante; proseguir. Seguir adelante es no renunciar a la vida; no podés nunca renunciar a la vida. ¡Tenés que morir vivo! Tal vez lo que te está pasando en la dolencia que tenés no te permite avanzar; pero que no te permita avanzar no quiere decir que vas a retroceder. Te mantendrás en fe porque sabrás que dentro de poco vas a obtener la vida en abundancia. Tenés que decir "¡todavía estoy acá!", eso es proseguir. Cuando vos, a pesar de los achaques, a pesar de los problemas, de todo lo que pasaste, podés levantar tu mano y decir "estoy acá" es porque tenés victoria física. Estás enferma, sí; pero estás acá. Eso es ser una mujer perseverante; "me pasó lo que me pasó, me esta pasando lo que me esta pasando, pero yo estoy acá, vivita y coleando".
3) Victoria espiritual
"He guardado la fe", la victoria espiritual se obtiene cuando dejamos de tenerle miedo a la muerte; ahí vos empezás a vivir. Hay gente que no puede vivir porque le tiene un gran temor a la muerte. Lázaro había muerto y viene Jesús y lo resucita; y dice que se va con Jesús a predicar, ¡Lázaro empieza a predicar! Y muchos judíos se apartan del judaísmo para volverse a Jesús. Dice que los principales sacerdotes estaban buscando a Jesús para matarlo, pero dice "no solo a Jesús sino también a Lázaro", porque estaba haciendo que muchos judíos renunciaran a sus creencias y se volvieran a Jesucristo. O sea, lo buscaban a Jesús ¡y lo buscaban a Lázaro para matarlo! Me pregunto... ¿tenía miedo Lázaro de morir? ¡Si ya había muerto! Ya había pasado por esa experiencia; la muerte para Lázaro no tenía secreto; y tan mal no la había pasado, porque cuando resucitó, ¡siguió predicando de Jesús! O sea que mal no la pasó; quiere decir que cuando una persona deja de tenerle miedo a la muerte se hace una persona poderosa y victoriosa en esta tierra. Cuando vos dejes de temer a la muerte, y digas "Señor, me diste esta vida y me la vivo toda; porque cuando me muera voy a estar en tus brazos adorando tu nombre".
Si la mano de Dios está sobre tu vida
vas a ser una persona que declare vida a los demás
Y vas a ser una persona que no solo declare vida para los demás, sino que hable vida para sí misma. Vos tenés que aprender cuando estás enferma a hablarte vida; ese es el mayor aprendizaje: cuando estés enferma, aún en la peor situación hablate vida.
El profeta Ezequiel fue llamado por Dios; Dios lo llevó a un valle de huesos secos y le dijo "di a estos huesos que hablen". Vos tenés que hablar a aquello que está muerto, que está enfermo, dolido, aquello que se ha roto; tenés que empezar a hablarle y hablarle palabras de vida. Porque la vida del Espíritu Santo está dentro tuyo, y vos tenés que empezar a hablarle vida a la enfermedad, a tu cuerpo, a tus huesos, a tus órganos. Porque no vas para la muerte; vas para la vida en abundancia. Empezá a hablar vida para vos y para los demás, porque dice que Ezequiel habló a los huesos y todo el resto lo hizo Dios. Vos solamente tenés que hablar y todo el resto en tu cuerpo lo va a hacer Dios.
Leí una anécdota que me impactó: un pastor sentía que se iba a morir y le dijo a uno de sus amigos "yo te voy a dar estas palabras grabadas en audio, y quiero que cuando yo muera pongas en mi funeral estas palabras grabadas; y que todo el mundo las escuche". O sea, el pastor ¡predicó su propio funeral! Dice que murió y cuando estaban todos reunidos en el velorio, el amigo puso la grabación y se escuchó la voz del pastor que había muerto. Cuando empezó la grabación dijo: "hola amigos, les hablo desde el cielo... ¡y esto es maravilloso!"
Hay que tener la vida como Dios quiere, disfrutando la vida que te dio, sin tenerle miedo a la muerte. Hay que amar la vida que Dios te ha dado; podés vencer la enfermedad hablándole vida a los huesos. Soltá palabras de vida; hablá palabras de victoria. ¿Cómo podemos darnos cuenta que le tenemos miedo a la muerte? Cuando no podemos disfrutar de la vida; una persona que no pueda disfrutar de la vida es porque todavía le tiene miedo a la muerte. Si le tenés miedo a la muerte no vas a poder hablar palabras de vida, porque tu mente, tu pensamiento está dirigido a la muerte... "de esta no salgo, voy a quedar peor, voy a perder toda mi economía por esta enfermedad, nadie me va a querer, quién me va a cuidar", y así todos tus pensamientos van hacia la muerte. Cuando empieces a disfrutar de la vida el miedo a la muerte se va a ir; porque sabés que en Jesús está todo solucionado, en el cielo todo es maravilloso; así que dejá de tenerle miedo a la muerte y empezá a vivir la vida, empezá a disfrutrala.
Cuando Jesús salió de la tumba a los tres días, Él gritó victoria. Los problemas no pudieron gritar victoria, la muerte no pudo gritar victoria, la enfermedad no puede gritar victoria en tu vida; el único que puede gritar victoria en tu vida es Jesucristo.
Los apóstoles de Jesús, aun sus ropas cuando eran llevadas delante de un enfermo se sanaban. Dentro tuyo hay vida de Dios, y cuando soltás vida te sanás vos y sanás a otros. No hay manera de soltar vida y que alguien no se sane; vos tenés que seguir insistiendo en soltar vida, "pero no pasa nada...", seguí insistiendo, soltá más vida, soltá más vida, hasta que dejes de temerle a la muerte, porque ahí está todo bien, y también tiene que estar bien acá. Tenes que empezar a disfrutar de la vida; "ay... cuando me sane pastora, cuando se me vaya esto"; ¡No! ¡Ahora! Porque tenés que empezara a vivir y a recibir la vida en abundancia. Eso es algo que Dios nos ha regalado; eso no se obtiene con un sacrificio especial; ese es un regalo de Dios. La vida y vida en abundancia tenés que empezar a vivirla ahora, disfrutando de la vida que hoy tenés, sin miedo a la muerte. Claro que todos vamos a morir algún día... ¿para qué tenerle miedo? ¡Disfrutá de la vida!

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