1º Timoteo 6:12
«Pelea la buena batalla de la fe; haz tuya la vida eterna, a la que fuiste llamado y por la cual hiciste aquella admirable declaración de fe delante de muchos testigos.»
¿Cuántas se sintieron alguna vez sin
carácter? Que te pasaron por encima y dijiste "nunca más me va a pasar"
¡y te volvió a pasar!
Leí una nota en una revista que decía "ya no hay modelos como las de antes". Dice que es el fin de las super-modelos; estas modelos actuales pasarán al olvido porque faltan bellezas personales, ya no hay modelos con super-personalidad y super-actitud. El
artículo termina diciendo "ya no hay mujeres inolvidables". ¿Recuerdan
alguna mujer inolvidable? Marylin Monroe, Greta Garbo, Libertad
Lamarque, Teresa de Calcuta, Eva Perón, Tita Merrello, Brillith Bardót,
Lolita Torres, Nini Marshall, Mercedes Sosa, Alfonsina Storni. Las
recordamos porque eran mujeres con actitud, con una personalidad bien
formada, con carácter. Por eso uno las recuerda; pero ahora dicen que
ya no hay más mujeres inolvidables... Algo va a ocurrir en tu
personalidad, en tu carácter; Dios va a hacer algo para transformarte en
una mujer inolvidable.
Una mujer con carácter tiene rasgos
definidos; es una mujer que tiene una forma de conducirse en la vida,
que tiene pensamiento. En el artículo decía que ahora las mujeres son
más ligh, son mujeres que no tienen contenido, que no tienen
base, que duran poco tiempo y piensan con mentalidad de masa. ¿Qué es
pensar con mentalidad de masa? "Yo voy donde va todo el mundo, hago lo
que hace todo el mundo, digo lo que dice todo el mundo, y pienso lo que
todo el mundo piensa"; eso es mentalidad de masa. Por eso hoy es muy
difícil rescatar a una mujer que se diga "esta mujer puede conducir, me
puede guiar", porque abundan las mujeres light, que no llegan a
ser inolvidables. Por eso se las reemplaza tan rápidamente. Hoy día se
pone a una modelo en una pasarela, trabajan hasta que no da más -tal
vez sea un mes o dos- y ya van buscando otra, porque no tienen
contenido, no se sostienen en su profesión.
Yo llevé esto a todas las áreas de la vida; hoy es muy difícil encontrar mujeres que no sean light, mujeres con carácter, ¡porque todas están en Presencia de Dios!
¿Qué es una mujer sin carácter? una mujer
sin carácter es una mujer que, aunque tiene autoridad, se le diluyó y
no sabe cuál es su autoridad, no sabe cuándo ponerse firme, no sabe qué
decisiones tomar en la vida. Por lo tanto son mujeres que, al no
conocer la autoridad que tienen y cómo usarla, están limitadas. ¿Y qué
es lo que las limita? El espíritu de intimidación: es lo que
te hace creer que todos los demás son superiores a vos, y que los demás
tienen más autoridad que vos. ¿Cuántas se sintieron asi alguna vez?
Que los demás siempre tienen la razón, siempre saben más, siempre
tienen autoridad. Es algo muy común; por ejemplo: vos estás en casa
mirando televisión, tenés el control remoto en la mano; viene tu
marido, agarra el control remoto y sin decirte nada cambia de canal. Y
vos no decís nada... y él cambia de canales. O estabas haciendo fila y
alguien se metió adelante, y vos no le pudiste decir nada, querías pero
no podías. ¿Cuántas se sintieron intimidadas por la cajera del
supermercado que parecía que te hacía hacer todo rápido y que no podías
poner las cosas en el carrito porque quería que hicieras todo rápido? O
un vendedor que te apura para que elijas, te dice "bueno señora ¿qué
va llevar?" o "ya no hay talle". ¿Les pasó eso alguna vez? Eso es tener espíritu de intimidación; y
parece que perdimos el carácter... "cómo no le contesté; cómo no le
dije nada, cómo no le pude decir a mi jefa tal cosa, cómo no pude
hablar en ese momento".
El espíritu de
intimidación hace alianza con algo que tenemos que desterrar las
mujeres: el silencio externo. Hacemos silencio, sentimos que el otro es
más poderoso, que nos intimida, y nosotras hacemos un silencio externo.
¿Y por qué digo externo? Porque cuando callamos y no decimos "señora,
usted se está poniendo en mi lugar, yo estaba acá"; no le decís a tu
marido "querido estoy viendo televisión, cuando termine te lo doy",
sino que hacemos silencio, nos movemos con un espíritu de intimidación.
El silencio externo inmediatamente lo que produce en es un diálogo interno negativo.
Hay tres maneras en que las mujeres
dialogamos internamente con nosotras mismas cuando nos sentimos
intimidadas e impotentes, cuando no podemos defender lo que queremos:
1) Aparente calma
Un empleado que no te atiende, "bueno, lo
que pasa es que el muchacho debe estar cansado, debe estar atendiendo
desde la mañana temprano, y justo llegué yo y como debe estar muy
cansado, pobre chico, tampoco hay que exigirle tanto; es jovencito". O
por ejemplo: "y bueno, la verdad que el viejo acaba de llegar del
trabajo, que vea la tele, total yo puedo hacer otra cosa, tengo otro
momento, no me interesaba mucho el programa que estaba viendo", y no le
decís nada. Ese es el diálogo interno de aparente calma. O
decís: "bueno, ya me va a tocar a mí, en algún momento me van a dar ese
ascenso; hoy no fue pero ya me va a tocar a mí". Aparente calma.
2) Ira interna
"¡Pero será posible! Ese lugar era mío,
me lo merecía, ¡¿cómo no me lo dieron a mí?!, ¡¡odio a esta gente por
tratarme así!!", "¡si pudiera te mataría desgraciado!", pero lo decís
internamente, no se lo decís en la cara. "Toda la vida me hiciste esto,
hoy me sacás el control remoto pero me sacaste todo de mi vida, ¡no
puedo vivir por vos!". O sea, es un diálogo interno de ira.
3) "Seudo-fe"
Mujeres que tienen apariencia de
fe. Vos podés ser una mujer de fe, o ser una mujer que aparenta tener
fe. Esas mujeres que dicen "Dios ya sabe lo que quiero, en algún
momento me lo dará, ya vendrá", "Dios hará justicia con esta injusticia
que me hicieron", "ay, que Dios lo bendiga, no sabe con quién se
metió, porque el que se mete con una hija de Dios..." Esto estaría
bien, en la medida en que después vos hagas algo al respecto. Pero si
vos declarás esto y seguís en una actitud pasiva, esperando que las
cosas ocurran, lo único que vas a lograr con estos tres tipos de
diálogos internos negativos es tarde o temprano enfermarte, tener más
bronca, más frustración, ser una mujer desagradecida, y de a poco
perder la fe. Eso es lo único que logra el dialogo interno negativo:
cada vez que vos justificás a alguien pero no te movés para lograr lo
que querés, cada vez que te pasa algo y vos das una respuesta de seudo-fe pero
no te movés, no hacés nada y tenés una actitud pasiva, lo único que
vas a lograr es perder la fe, porque vas a decir: "yo ya le dije a Dios
pero Dios no se encargó de nada de lo mío, Dios no me dio nada, el
otro se llevó lo que era mío pero nunca me lo devolvió", ...¡porque no
hiciste nada!
¿Cómo hago para ser una mujer de carácter?
El carácter se forma a lo largo de la
vida, no es que no se te formó desde chiquitita y ahora ya no podés
hacer nada; vos podés ser una mujer de carácter y transformarte en una
mujer inolvidable.
1) Tengo que usar el principio de hablar
Génesis 1:3 "Y dijo Dios: que exista la
luz, y la luz existió". ¿Qué hizo Dios? Dijo, habló. Dijo Dios que se
haga la luz y se hizo la luz; dijo Dios que crezcan las plantas y
crecieron las plantas; dijo Dios "vamos a hacer animales" y aparecieron
los animales en la tierra. Habló. Para que vos veas algo en tu vida
tenés que hablar. Usá el principio de Dios para generar cosas en tu
vida; hasta que no lo hables no lo vas a ver. No te hables
internamente, tenés que hablar para afuera.
Una de las primeras cosas que perdemos las mujeres es la voz, y
no presisamente por usarla demasiado, sino porque nos hicieron cerrar
la boca y creíamos que nuestro lugar era con la boca cerrada. Hay un
principio espiritual que es el que usó Dios para crear el mundo: Dios
dijo, y cuando Dios dijo todo se vio. Cuando vos digas, vas a ver el
milagro que querés recibir en tu vida. Al silencio externo se lo vence
con palabras; cada vez que alguien se pase delante tuyo en la fila, o
en cualquier situación que vos digas "me sentí humillada, me sentí mal,
sentí que no tenía autoridad, sentí que no le podía contestar", tenés
que abrir la boca, tenés que atreverte. No estoy hablando de tener mal
carácter, de gritarle a la gente, porque si gritás es porque no estás
sana. Tenés que hablar con sabiduría siempre. "Señor me parece que
usted se puso adelante y yo estaba en ese lugar". Vos hablá, que no te
preocupe la respuesta; lo importante es que vos puedas hablarlo, porque
cuando hablás soltás autoridad. "Mi amor, yo entiendo que estás apurado
por el partido de futbol, pero quisiera terminar de ver este programa;
cuando termine este programa lo ves vos". O cuando tus hijos te dicen
algo, hablá. Parece poca cosa, pero no lo es...
Hasta que no hables no vas a ver lo que querés ver
Es el mismo principio que aplicó Dios
para la creación del mundo; y poné tu nombre primero: "Alejandra
dijo...y ocurrió"; y vos con tu nombre. Sino, te comés las palabras y
las palabras que te comiste te terminan enfermando, porque la palabra
tiene tanto poder, hay tanto poder en tu boca que cuando te tragás ese
poder te revienta por dentro; porque ese poder está para soltarlo y que
sea un poder creativo. Tenes que soltar la palabra. Las mujeres somos
de retener, ¡nos constipamos porque retenemos! Eso de guardar los
dibujitos de primer grado, el cuadernito de primer grado, la carta
dentro de un libro, la primer carta de amor, la primer florcita.
¡Nuestra cartera tiene un montón de cosas! Y para limpiar la cartera
pueden pasar meses, porque retenemos, guardamos de todo, tenemos
papeles, boletas de hace años, por las dudas que alguien la pida.
Retenemos, y cuanto más retenés peor es. Vos estás reteniendo palabras
porque tenés miedo a la gente, porque creés que la gente es superior a
vos, que el otro tiene más autoridad. Estás perdiendo poder, y en tu
boca hay poder. Si yo creo que ese es mi lugar, lo digo; si yo creo que
eso me lo merezco, lo digo; si yo creo que he trabajado para
conquistar eso, lo digo; si creo que necesito tiempo para elegir algo,
lo digo. Que nadie me apure.
Tengo que empezar a hablar porque tengo autoridad
Tengo autoridad para sanarme, pero tengo
que hablarlo, tengo que decirlo: "voy a estar bien, me voy a sanar, mi
cuerpo tiene la capacidad dada por Dios para sanarse".
Jesús pasa por delante de una higuera, va
a recoger fruto, pero no había fruto y la maldice: "que nadie más coma
frutos de ti". Cuando lo hizo no pasó nada, y los discípulos dijeron
"uy, no le funcionó la palabra a Jesús" porque en el momento no pasó
nada. Al otro día estaba totalmente seca, porque Jesús hizo algo con su
palabra de autoridad. A las higueras se les secan primero las hojas,
luego las ramas y luego la raíz; y Jesús invirtió el proceso: Él dijo
"nadie más coma", y no le dio tiempo para que nadie más coma; secó
primero la raíz y al otro día recién se vio el tronco, las ramas y las
hojas secas; porque no le quería dar más oportunidad. Tu boca tiene
autoridad y cuando vos soltás una palabra con la autoridad del cielo,
eso que estás diciendo va a ocurrir. Por eso tenemos que tener
sabiduría para usar nuestra boca. Jesús uso autoridad, habló con
autoridad; no dijo "bueno, a ver arbolito, paso mañana a ver si me das
frutos; pobre arbolito, no es la época de dar fruto, ay no, a ver si mi
papá Dios quiere que le dé una oportunidad más"; Jesús dijo "no diste
lo que yo quería, así que ahora secate" y se secó. Eso es autoridad del
cielo. Y lo mejor es que Jesús se despojó en la cruz de todo su
investidura de autoridad y poder, ¡y nos los dio a nosotros! Hoy
nosotros estamos vestidos de su autoridad y de su poder.
¿Qué
es lo primero que tenés que hacer? ¿Qué vas a hacer a partir de ahora?
Estos son actos pequeños; en cada acto pequeño donde vos veas que
alguien te está robando, te está sacando, o te está haciendo sentir
menos, ¿qué vas a hacer?: hablar. Siempre hablar con amor y sabiduría;
si decís "¡salí de acá desgraciado, te colaste!" es porque no estás
sana,y eso no va a servir, no tiene autoridad. Vos tenés que hablar con
autoridad.
Una mujer que tiene autoridad suelta palabras de sabiduría de su boca
2) Tengo que defender mi terreno
Hay una historia en la Biblia, la
historia de Sama. El ejército filisteo se detuvo en un campo de lentejas
de Israel, y el ejército de Israel cuando vio al enemigo huyó, menos
uno que se llamaba Sama. Dice que se paró en el medio del campo de
lentejas y lo defendió hasta derrotar a todos los enemigos, y hasta ver
la victoria que Dios le había dado. Hay un campo que tenés que
defender; hay algo en tu vida que tenés que pararte y defender. Ya
basta de que te roben lo tuyo; tenés que pararte con firmeza y
autoridad en el campo de lentejas, hablar y decir "esto es
mío, nadie me lo quita, me voy a a quedar acá hasta que mis enemigos
tengan que huir". Hay algo valioso que Dios te dio y lo tenés que
defender; ya te robaron bastante en la vida, te sacaron sueños, plata,
gozo, ganas de vivir, la droga te sacó a tus hijos; ahora es tiempo de
considerar lo que para vos es valioso. Tal vez los otros salgan huyendo
pero vos sos una mujer fuerte, y como para vos es valioso te vas a
parar a defenderlo.
Las mujeres sin carácter se dejan robar, pero Dios le da la victoria a las que se juegan
Hay muchas mujeres que se han jugado; yo
conozco sus historias, las veo venir y sé que se han jugado y Dios les
da la victoria, porque son mujeres jugadas. El Señor me dijo: "mujeres,
peleen más por lo que les di". Tiene que llegar un momento en que
termines de perder, en que dejes de ser la perdedora de tu familia, de
los trabajos, del dinero, de la bendición. Dios está buscando mujeres
que no tengan carácter débil, sino que tengan carácter fuerte para
defender lo que Él les dio; y las que defiendan lo que Él les dio van a
tener la victoria. Si estás enferma, peleá por tu salud; no es el
médico el que tiene que pelear por vos; no es el remedio el que tiene
que pelear por vos; ni tu marido, ni tus hijos; sos vos la que tenés
que darle batalla y ganar, "hasta que no esté sana no me voy a quedar
quieta". Si para vos algo vale la pena, defendelo. No es para otro; si
algo vale la pena para vos, defendelo.
Me acuerdo cuando estaba en la escuela
primaria, vinieron unos payasos a la salida del colegio, tenían globos y
empezaban a repartirlos. Mi mamá se metió en medio de las mujeres que
estaban desesperadas por agarrar un globo para traerme el globo, y para
mí fue tan fuerte ver a mi mamá defendiendo lo mío; era un simple
globo, pero sin embargo la vi a mi mamá diciendo "¡ese globo es para
mí!". Para mí fue tremendo... que tu hijo te vea defender algo, y digas
"esto me va a salir bien, a mí nadie me lo va a quitar, esta casa no
me la quita nadie, este auto no me lo quita nadie, este trabajo no me
lo quita nadie, esta bendición es para mí, y no me la quita nadie".
Hay batallas que las vas a tener que
pelear sola, eso te lo puedo asegurar; no vas a tener a nadie
alrededor. En el peor momento parece que te van a dejar más sola
todavía, y la vas a tener que pelear sola. Tenés que cansarte de perder,
de ceder todo el tiempo y que se lo lleve otro. Decís "y bueno, si
Dios lo quiere así", ¡Dios no quiere que pierdas nada! Dios te hizo
para ganar, no para perder. Cansate de perder, cansate de la falsa
humildad, de ser tonta: "yo le cedo, a ver si soy orgullosa; a ver si
se creen que yo...", ¡no te importa lo que crea la otra persona!
Importa que para vos vale la pena defenderlo, y lo vas a defender; lo
que es tuyo es tuyo.
Primero tengo que hablar; segundo tengo
que defender mi terreno. Eso va a formar mi carácter; pero lo tenés que
hacer vos, es una batalla que tal vez la vas a batallar sola, la vas a
pelear sola. Pero Dios va a ver tu perseverancia y te va a dar la
victoria.
Yo tengo dos perros, una perra que la
tengo hace más de diez años; y en mi cumpleaños me regalaron a León,
otro perrito. Cuando la perra estaba sola en casa era la dueña de todo;
ella hacía y deshacía. Cuando llegó el chiquito León, tomó autoridad
en la casa y la perra quedó a un costado, no existe, no la deja ni
comer, tengo que sacarla afuera para que coma sino le saca toda la
comida. Y cuando león agarra algo con los dientes no lo suelta. Sé como
mi perro León: no sueltes lo que Dios te dio.
Querida mujer, sacudite el espíritu de
"casi lo logré, uy... casi casi tengo el auto, un segundo más y esa
casa era para mí". No podés decir "casi me sano", no hay un casi me sano; o me sano o no me sano. Tenés que sacarte el espíritu de casi lo logré, casi
tengo la casa... ¡o la tenés o no la tenés! "Casi consigo ese trabajo,
pero vino una mujer más decidida que yo". Vestite para ganar, vestite
para la ocasión, vestite para tomar la bendición. Te estoy hablando de
vestimenta de autoridad y poder, que vino del mismo Jesucristo, y que
vos la tenés. No que la otra tiene más, vos tenés la misma autoridad,
pero la otra la usa; así que usala vos también.
¿Te colgaste mucho tiempo de alguien? No
sé de quién... de tu marido, de tu pareja, de tu hijo, que ya tiene una
carrera o un trabajo, o estás viviendo de tu hijo... vos no te tenés
que colgar de nadie. Deja de colgarte de alguien; de la jubilación de
tu mamá, del sueldo de tus hijos, de lo que tu ex te pasa cada mes. "No
me cuelgo más de nadie", decilo con autoridad. Tenés que saber qué
querés, cuál es la bendición que querés, qué es lo que perdiste hasta
ahora. Tenés que saber qué terreno vas a defender; dejá de defender el
terreno del otro, porque cuidaste las líneas ajenas pero te olvidaste
de cuidar las tuyas; empezá a defender tu territorio: "éste es mi
territorio y lo voy a defender; no le dejo el lugar al otro". Nada de
"ay, que lo haga él primero, que tenga éxito el otro, a ver si me dicen
que soy una orgullosa, a ver si piensan mal de mí, a ver si piensan
que soy una regalada" ...¡No me importa lo que piensen los demás! Yo
voy por mi terreno.
"Pero pastora ¿y
si me arriesgo, y le pido, y me dice que no?", aguantatela y seguí
adelante. "Ay pastora, ¿y si se me rien cuando le digo?", aguantatela
"¿y si le digo a mi marido que quiero salir a trabajar para tener mi
propio dinero y él se enoja?", aguántatela y seguí. Aguántatela y
seguí. No te vas a morir porque alguien te diga un "no" ¿Cuántos "no"
recibiste en tu vida y seguís de pie? No te vas a morir si te dicen que
no, si se te burlan, si se te ríen, si te dicen que estás equivocada;
vos aguántatela y seguí conquistando tu terreno.
Caleb tenía una hija llamada Axa; y
Caleb dijo "el que tome ese monte, Quiriat Safer, se va a llevar como
recompensa a mi hija". Y Otoniel dijo: "¡yo!" Cuando Otoniel dijo "yo
voy por la recompensa" y la vio a la hija, le encantó. ¿Saben que
significa Axa? "Brazalete, adorno"; ¿cuántas quieren adornos,
brazaletes y joyas preciosas?, ¿cuántas quieren cosas buenas de Dios?,
entonces tenés que ir a conquistar; porque Otoniel dijo "yo lo voy a
conquistar". Vayan a conquistar su recompensa; basta de dejarla pasar,
basta de decir "y bueno, no me tocó a mí". Dios no es como una lotería,
que le toca a uno nada más... ¡hay recompensa para todos! Pero tenés
que ir a conquistarla. Dios no le da nada a una persona fracasada,
pasiva; porque puede ser una fracasada pero seguir adelante; y que el
fracaso te ayude a seguir adelante. Estoy hablando de las personas
fracasadas y pasivas, las que tienen depresión y dicen "me quedaré acá
en la cama hasta que me muera"; la que perdió algo y dice "bueno, qué
va hacer...", o "mi vida es así, es la carga que me toca, es el yugo que
tengo que llevar"; esa es una fracasada pasiva. Dios no cuenta con la
fracasada pasiva. El el libro de Apocalipsis dice: "al que venciere le
daré de comer del árbol de la vida, el cual está en el medio del
paraíso de Dios; el que venciere no sufrirá daño de la segunda muerte,
al que venciere y guardare mis obras hasta el fin yo le daré autoridad
sobre las naciones, el que venciere sera vestido de vestiduras blancas y
no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre
delante de mi Padre y delante de sus ángeles; al que venciere yo lo
haré columna del templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí, y
escribiré sobre él el nombre de mi Dios, el nombre de la ciudad de mi
Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo; al que venciere
le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido y me
he sentado con mi padre en su trono". ¿A quién le dará? Al que
venciere. Y cuando venciste es porque primero peleaste, y como peleaste
¡sos una vencedora!
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